Con un mensaje pregrabado del papa Francisco sobre la importancia de la “fraternidad para sanar al mundo” se realizó la eucaristía que marca el inicio del 53.º Congreso Eucarístico Internacional, que se realizará del 8 al 15 de septiembre en Quito.

El santo padre envió un abrazo fraterno a todos los fieles y expresó: “Que la virgen santa de El Quinche los cubra con su manto”.

Quito está listo para recibir más de 4.000 personas por el Congreso Eucarístico Internacional

La virgen de El Quinche está ubicada en la parroquia del mismo nombre, en el nororiente de Quito. Este templo religioso es visitado por miles de creyentes diariamente. También se realiza una caminata en su honor como muestra de devoción.

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La eucaristía se produjo en el parque Bicentenario, en el norte de la capital. El arzobispo de la arquidiócesis de Quito, monseñor Alfredo Espinoza, fue quien dirigió la misa.

Con la presencia de religiosos, cientos de fieles y miembros de un numeroso coro se realizó el evento de inicio. El sol y viento característico de la capital también tuvieron su presencia en lo que fue el antiguo aeropuerto Mariscal Sucre.

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El cardenal Baltazar Porras, legado pontificio para presidir el Congreso Eucarístico Internacional, fue recibido el sábado y anunciado en la Catedral Primada de Quito. Luego de leer la carta de su designación, el cardenal fue oficialmente designado como la autoridad máxima, enviada desde el Vaticano, para este congreso.

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Se prevé que más de 4.000 personas formen parte del congreso que se realiza cada cuatro años. Delegados de 53 países a nivel mundial y representantes de Ecuador formarán parte de las actividades que se han planificado por más de tres años.

En medio de la misa inaugural, 1.700 niños realizaron la primera comunión. Ellos serán los misioneros de la Iglesia católica y llevarán en su recuerdo haber sido parte de esta celebración religiosa, dijo monseñor Espinoza.

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Un delegado de la catequesis presentó a los niños, quienes recibieron la primera comunión, fueron admitidos y tomaron por primera vez el banquete celestial que significa el cuerpo y la sangre de Cristo.

“Hoy, Quito se convierte en la gran tienda eucarística, es un gran regalo para nuestra arquidiócesis de Quito. La Carita de Dios, como la llamamos con cariño, será la sede para todos los continentes para comprender el mensaje para sanar al mundo”, expresó Espinoza. (I)