El trámite fue ‘largo’, le tomó casi tres años. En ese lapso, la familia de Karen Granda hizo adecuaciones en su finca, cambios en sus prácticas agrícolas e inversión en nuevos productos agroecológicos para que sus plantaciones de mango de exportación obtengan el certificado de Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA). Esta acreditación, según la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitario (Agrocalidad), garantiza al consumidor un producto “sano e inocuo”, libre de ‘peligros’ físicos (restos de vidrios, cartón, plástico), químicos (residuos de plaguicidas o detergentes) y biológicos (virus, hongos, parásitos).

“Nos guiaron, empezamos a usar productos que no son dañinos ni para los trabajadores ni para el ambiente. No usamos pesticidas ni herbicidas, con motoguadaña (aparato que corta el césped) o a mano, con machete, hacemos el deshierbe de la finca”, cuenta Granda, quien a finales del 2019 inició este proceso en la Agrocalidad. Su proceso tardó cerca de tres años, porque -asegura- su cultivo se cosecha una vez al año y, durante todo el proceso, los técnicos de Agrocalidad hacen análisis del fruto, del suelo y del agua.

El mango de Granda, cuyo nombre comercial es ‘Tiku’, es uno de los 1.639 productos que han recibido de Agrocalidad la certificación BPA entre el 2021 y 2023. En un listado, proporcionado por la institución, constan -por ejemplo- alimentos como: ‘leche fluida’, ‘hongos ostra rosado’, ‘café robusto’, ‘pollito bb’, ‘pollo engordado’, ‘cuy’, aguacate, brócoli, alfalfa, cacao, coco, banano, mango, pitahaya, arándano, entre otras frutas, vegetales y animales.

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‘Hemos encontrado metales tóxicos en tomates, zanahorias, lechugas, bananos, leche, pescados... y vamos a seguir consumiéndolos por años en Ecuador’

El 55 % (910) del total de certificaciones está concentrado en cinco provincias: El Oro (232), Morona Santiago (205), Cotopaxi (203), Guayas (171) y Manabí (99). En El Oro, por ejemplo, los productos que tienen BPA son: el banano, la ‘cerda madre’, ‘gallina reproducción’, ‘huevos fértiles para incubar pollos de engorde’ y la pitahaya.

“Las BPA tienen cuatro pilares fundamentales: conseguir un alimento seguro, la protección del agricultor, la protección ambiental y el bienestar animal. Eso es lo que los mercados internacionales ahora están pidiendo, nosotros trabajamos esto hace más de una década (desde 2011)”, explicó Rommel Betancourt, coordinador de Inocuidad de Alimentos de Agrocalidad, en una entrevista a este Diario en enero. Mientras que Patricio Almeida, director de la institución, destacó que “le capacitamos al productor, tenemos todos los manuales y vamos y le damos el acompañamiento para que se certifique gratis”.

Entre las provincias que tienen menos productos certificados con BPA están Santa Elena (14), Bolívar ( 9), Azuay (8), Loja (8) y Zamora Chinchipe (7).

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El mango de la hacienda de Karen Granda es uno de los ocho productos lojanos que tienen BPA. “Nadie entendía qué eran las buenas prácticas agrícolas, después de hacer videos, de explicarles, ahí dicen ‘bueno, voy a pagar un poco más por este producto’”, comentó la empresaria agrícola y aseguró que invirtió unos $ 4.500 en los cambios, $ 3.000 más que el monto que destinaban en las plantaciones y pago de empleados, para cumplir con las exigencias de la acreditación.

Lo más ‘tedioso’ del proceso es llevar el registro de todo: “cuántas veces riega, cuántas veces pone fertilizantes, registro de las moscas -contar cada trampa cuántas mosquitas tiene-, cuántas podas se hacen, cuántas cajas se envían y a qué destinos”.

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Requisitos de Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA), para frutas y hortalizas, ya están homologados con Global G.A.P.

Su fruta ‘grande y dulce’, aseguró, la vende a los comerciantes de un mercado de Loja. Ahora, además, han diversificado el negocio con otros productos: mango deshidratado, pulpa de mango congelada, mango en almíbar, los cuales ya tienen el sello de BPA en la parte trasera del empaque. Con estas presentaciones, la agricultora espera llegar a otras ciudades del país.

El arroz de la familia Espín, cultivado en Babahoyo (Los Ríos), aún no tiene el sello de BPA, pero recibieron la certificación en diciembre de 2023. Desde hace tres años, apuntó Guillermo Espín, su familia decidió cambiar la producción agrícola ‘tradicional’ por una ‘alternativa’ para obtener esta acreditación. “La agricultura tradicional usa agroquímicos en abundancia, mientras que la alternativa tiene manejo integrado de plagas biológicas, abonos como compost, bocachi y otros, con el objetivo de aumentar la materia orgánica en el suelo y reducir a cero los agroquímicos”, explicó.

Dos agricultores de arroz, en Daule, se intoxicaron con metal arsénico, en 2023

Pese al esfuerzo y la inversión, Espín considera que “no existe mercado para los BPA, la manufactura del arroz no ofrece tratamiento especial, se basa en precios oficiales, no hay precio oficial para los BPA en arroz”. En años anteriores, recuerda, el precio dependía de las cosechas de verano e invierno: “Ahora es negociando”.

El coordinador de Agrocalidad reconoce este malestar que existe entre los agricultores: “Usted va a un supermercado y quién pregunta dónde está la percha de alimentos certificados con BPA o Buena Práctica de Faenamiento de animales, le van a decir ‘no tengo’, porque el consumidor no exige. El productor dice ‘para qué me esfuerzo tanto si al final mezclan mis tomates con todos los tomates en la percha del supermercado’”, explicó e indicó: “Exijamos alimentos seguros”. (I)

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