Las principales calles del centro histórico de Quito formaron un mosaico de colores con los pétalos de rosas que lanzaban las personas ante el paso de Jesús del Gran Poder.

Un año más se cumplió con esta actividad religiosa que se ha convertido en uno de los mayores atractivos devocionales de la Semana Santa.

El acto nació hace 62 años, desde ahí ha ido convocando a miles de seguidores que piden y agradecen a Jesús.

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La caminata religiosa se inició con la llegada de los cucuruchos y verónicas, personajes que cumplen una penitencia por sus pecados y caminan con una serie de elementos peculiares.

La concentración se dio desde las 05:00 en la Unidad Educativa Franciscana San Andrés. Los nuevos realizaban una fila para adquirir la vestimenta que habían previamente alquilado, los que ya tenían experiencia se ubicaban en el patio principal para alistarse y vestirse.

Mientras tanto, por los parlantes sonaban plegarias, mensajes y oraciones que preparaban mentalmente a los caminantes.

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En la cancha de fútbol del colegio ya se formaban las filas de las personas que estaban listas para caminar por las principales calles de la capital.

Algunos aprovechaban la espera para comer algo, pero eran pocos, pues la gran mayoría cumple con el ayuno como parte de la penitencia.

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Muchas personas también agradecían la salud y el trabajo, por eso durante varios años han hecho la promesa de caminar en devoción y en gratitud por los milagros concedidos.

El 16 de abril de 2022, Patricio Veloz decidió ir a trabajar y no acudió a la procesión de Jesús del Gran Poder el día anterior. Sin embargo, ese día fue víctima de secuestro, lo tuvieron por más de cuatro horas y lo dejaron libre cuando le habían robado todo, el dinero y su camión.

Cactus, cadenas en los pies, ortiga y pies descalzos, entre las penitencias que cumplen fieles de Jesús del Gran Poder

Él cree que fue una prueba porque prefirió ir a hacer dinero y dejó a un lado a Dios, pues todos los años había caminado en la procesión junto con su padre, desde que era niño.

Ahora salió con sus hermanos para agradecer por la vida, que tuvo una nueva oportunidad y que puede compartir con sus seres amados.

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“Estuve a punto de morir, me secuestraron y me robaron en la Costa, y justamente me sucedió eso porque no vine el año pasado a la procesión. Decidí otras cosas antes de preferir a Dios. Me han ocurrido muchas pruebas difíciles y esto nos renueva la fe, nos hace amar a nuestros hermanos”, agregó el quiteño de 39 años.

Él junto con más de 2.000 personas formaron filas de cinco personas y pasadas las 10:00 caminaron por los pasillos que conectan al colegio con el convento de San Francisco. Ahí pasaron por la iglesia, frente a él se ubicaba la imagen de Jesús del Gran Poder, a la que le enviaban oraciones de agradecimiento, se persignaban y continuaban con su camino.

QUITO.- Un cucurucho le regala una moneda a Carlos Aníbal Salazar, de 54 años, quien esta mañana pedía limosna en la puerta de la iglesia San Francisco, justo donde se inició la procesión Jesús del Gran Poder, que se desarrolla el Viernes Santo, desde hace 62 años, en las calles del centro histórico de Quito. Foto: Alfredo Cárdenas

Lentamente las escuadras llegaron hacia la entrada principal de la iglesia, ahí, por el flanco sur descendieron e iniciaron su recorrido por la calle Bolívar. En las veredas ya se encontraban miles de personas que aplaudían a los caminantes y lanzaban pétalos de rosas.

Algunos lo hicieron con cadenas amarradas en los pies, con alambre de púas en el dorso, otros colgaban de la espalda cactus con espinas que se internaban en la piel. La mayoría con los pies descalzos y sin haber comido nada.

Luego llegó la hora de la salida de las imágenes, primero fue la Virgen de La Dolorosa, custodiada por un amplio grupo de policías.

Después, Jesús del Gran Poder se asomó en la entrada principal de la iglesia de San Francisco, ahí los aplausos empezaron a sonar. Luego de un evento religioso protocolario, el sonido de las dianas con las trompetas y el himno nacional, la imagen empezó su recorrido por las calles de la capital.

QUITO.- Édgar Quinaluisa, de 39 años, participa con la cruz desde hace 19 años en la procesión Jesús del Gran Poder que se desarrolla el Viernes Santo, desde hace 62 años, en las calles del centro histórico de Quito. Foto: Alfredo Cárdenas

La gente se abarrotaba delante y detrás de Jesús del Gran Poder, los policías formaron un cerco: sin embargo, la alta concurrencia hacía que se filtraran los fieles que querían ver de cerca la imagen de Jesús cargando la cruz en la que fue crucificado.

“Que nos dé la paz, que tengamos seguridad para todo el Ecuador”, gritaban algunos grupos de fieles que hacían sus pedidos.

Mientras tanto, el mosaico de pétalos se abría paso entre las pisadas de los caminantes, todos miraban fijamente a Jesús, a la imagen que les dio un momento de devoción y paz en este Viernes Santo, una actividad que se ha convertido en un ícono de la capital desde hace 62 años. (I)