Hasta el 30 de agosto, Quito alberga AmeriGEO 2024, un evento con cuatro objetivos principales y la participación de 21 países.

Es una iniciativa que busca promover el intercambio de información en todos los niveles y sectores para mejorar las capacidades y que la sociedad enfrente los desafíos ambientales, sociales y económicos.

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Busca combinar datos de observación de la Tierra, datos socioeconómicos, investigación y ciencia, observaciones ciudadanas, conocimientos ancestrales y otras fuentes de información para el análisis de escenarios.

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Hay sesiones plenarias en las que se aborda cómo las observaciones de la Tierra ayudan a mitigar riesgos y desarrollar resiliencia climática.

Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, al combinar los datos de la observación de la Tierra con conocimientos tradicionales y la participación ciudadana se pueden tomar decisiones más informadas y efectivas para proteger el planeta.

Uno de los expositores mencionó que el continente siempre se ha visto afectado por inundaciones, incendios forestales y múltiples huracanes, pero que, con el conocimiento derivado de los estudios de la Tierra, puede haber preparación para mitigar riesgos y adaptarlos con el fin de lograr que las comunidades sean más resilientes y ayudar a reducir las estadísticas de eventos peligrosos.

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Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), señaló que la tecnología ha avanzado a pasos agigantados y ha brindado la capacidad de estimar la magnitud de un sismo casi al instante, lo que permite emitir alertas y salvar vidas.

Jorge Carrillo, secretario nacional de Riesgos, mencionó que AmeriGEO 2024 permitirá conocer las últimas tendencias, así como establecer alianzas estratégicas para fortalecer sus capacidades.

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Los objetivos del evento, a decir de esa cartera de Estado, son fortalecer los sistemas de alerta temprana y respuesta a emergencias, promover la cultura de la prevención y la preparación, invertir en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y fomentar la participación ciudadana en la gestión de riesgos. (I)