Al transitar por la zona comercial de Quito, en el centro norte de la ciudad, se ha vuelto recurrente levantar la mirada y admirar los altos edificios que se levantaron allí. Este tipo de construcciones hacia lo alto propone un nuevo modelo para la capital, con viviendas, oficinas, centros de negocios y entretenimiento con una visión vertical.

Esto no es nuevo; de hecho, al parecer Quito se ha demorado en la expansión hacia el cielo, como lo han hecho grandes capitales a nivel mundial. Sin embargo, la razón para no haber despegado años atrás con este tipo de construcciones tiene diferentes aristas, que incluyen el costo, modo de vida, planificación, entre otras.

Germán Carvajal, representante de la consultora Market Watch, señaló que durante la última década la oferta de departamentos en Quito se ha duplicado, especialmente en la zona norte central, que prácticamente está formada en su totalidad por departamentos.

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Además, dijo, que existen dos nuevos puntos que están aumentando la venta de departamentos, que son Cumbayá y Tumbaco.

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Carvajal explicó que en Quito las características para optar por una vivienda han sido cambiantes durante los últimos quince años. “Antes el quiteño tenía como primer plan adquirir una casa, y como segunda opción, un departamento, ya que pensaba que no tendría privacidad. Esto ahora ha cambiado”, acotó.

A su juicio, las personas ahora ven como prioridad acceder a un departamento, y lo hacen dependiendo de razones socioeconómicas. Por ejemplo, las personas que cuentan con la capacidad económica buscan departamentos por ganar centralidad (cerca de todo) y por una especie de moda social.

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Estos son los clientes que adquieren departamentos en el centro norte de la ciudad o que están mirando hacia las nuevas ciudades en que se convertirán Cumbayá y Tumbaco.

Por otro lado, está el mercado de departamentos en las periferias de la ciudad; por ejemplo, en el sur de Quito existen departamentos más económicos; en este caso optan por ellos específicamente por el costo, pues no forman parte de la centralidad o la moda.

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Según el consultor, actualmente en Quito existe una oferta de 5.000 unidades tipo departamento. Además, acotó que la demanda de departamentos se incrementará sustancialmente durante los próximos diez años en ciudades como Quito o Cuenca, donde el modelo vertical significará un 70 % de las construcciones.

Uribe Schwarzkopf proyecta una línea de vecindades verticales en zonas estratégicas de Quito

Uribe Schwarzkopf es una de las principales constructoras que han apostado por la construcción de edificaciones. En los últimos cinco años han producido al menos siete edificios verticales que han cambiado el perfil urbano. De hecho, según sus cifras, han generado más de 1.200 unidades de vivienda y oficinas distribuidas en el sector de La Carolina.

Quito ha incoporado nuevas edificaciones que han cambiado su skyline. Foto: Alfredo Cárdenas.

Daniel Elmir, representante de Elmir Grupo Inmobiliario, explicó que Quito ha tenido un desarrollo desordenado durante los últimos 30 años. Esto ha permitido que la ciudad crezca hacia las quebradas, en donde hay construcciones en las laderas, como respuesta a la falta de planificación urbana.

“La importancia de la construcción en altura tiene como objeto volver a concentrar la ciudad, hacerla más compacta, tener centralidades que permitan a las personas que encuentren todos los servicios y comodidades a menos de quince minutos de desplazamiento a pie o en bicicleta”, argumentó.

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Además, puntualizó que el aumento de viviendas en las zonas centrales no causarían un colapso de los servicios, como el consumo de energía eléctrica, agua potable, alcantarillado, entre otros. Según sus cifras, la ciudad únicamente tiene un consumo del 30 % de estos servicios.

También indicó que se solucionan temas de transporte, infraestructura y servicios públicos. Pero, sin duda, el que más interesa actualmente a la ciudadanía es la seguridad. Ante esto, Elmir acotó que, “como la gente se ha ido a vivir en zonas que todavía no tienen los servicios, la Policía no tiene la capacidad para cubrir también todas las zonas”. Es decir, con las viviendas reunidas en sectores más centrales, existiría mejor respuesta en seguridad.

Según Uribe Schwarzkopf, una de las mayores razones para la construcción vertical es el escaso espacio que tiene la capital, a diferencia de Guayaquil, que todavía contaría con bastante espacio para construcciones.

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Germán Carvajal agregó que entre 2010 y 2022 el sector de los terrenos se ha triplicado en cuanto a precios; esto habría limitado la construcción de casas y permitió que ahora opten por los departamentos.

Por ejemplo, la última torre que está por ser entregada por el grupo Elmir contará con 100 unidades habitacionales; esto significaría un aproximado de 250 personas que podrían habitar en este lugar. “En el mismo terreno en que se tendrá a más familias, si no se construye en altura, no tendría espacio para más de 70 personas”, añadió Elmir.

Así, la capital inicia un camino de cambio en el perfil urbano. En los próximos años será diferente la cara que le muestre al mundo, en especial a lo que en construcción respecta. (I)