Una iguana intentaba cruzar, ayudándose con la larga rama de un árbol, de una orilla a otra del remanente de estero que divide al campus de la Universidad Ecotec en la avenida Juan Tanca Marengo de una ciudadela.

Esos vecinos, cuenta Hegira Ramírez, directora de Investigación de la institución, recuerdan cómo era ese estero antes: ellos se bañaban ahí y los peces nadaban entre las piernas. Ahora, mientras la iguana llegaba a su destino a la otra orilla, varias fundas de plástico y contenedores flotaban en el agua del estero, traídos por la marea.

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Es por eso que un grupo de docentes, investigadores y alumnos de la Ecotec, de distintas disciplinas, llevan a cabo un proyecto de biorremediación de ese remanente de estero de 1,4 kilómetros.

Francisco Suárez, ingeniero agrónomo y docente de la Universidad Ecotec, instala una cámara trampa. Foto: Alexandra Casulo

Para eso aplican una serie de microorganismos en el lodo del estero en cinco puntos estratégicos dos veces por semana. Lo hacen con una manguera, y los líquidos logran penetrar en el lodo gracias a una bomba. Empezaron a aplicar el tratamiento en abril pasado y lo harán por los próximos seis meses.

Desarrollan el proyecto por fases

El objetivo de la primera fase del proyecto es reducir los contaminantes que se han acumulado en el lodo durante años, los que, según Ramírez, han intensificado el olor que proviene del estero. El principal, explica, es el amoniaco.

El lodo ha acumulado contaminantes por años y años de toda la marea que sube y que baja de toda la zona de Guayaquil. Hay ciertos contaminantes en mayor proporción que ocasionan el olor, y su presencia ha disminuido la presencia de pequeños cangrejos que antes teníamos acá, por ejemplo”, explica la científica.

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El punto de poner microorganismos en el suelo es que reaccionen con los contaminantes y así disminuirlos, y que esos microorganismos mejoren la salud del ecosistema.

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Luego del lodo vendrán fases de reforestación y de remediación del agua. Para ese fin, sin embargo, primero deben saber con exactitud qué especies de flora y fauna están presentes en el lugar.

Marianela Barona, bióloga y coordinadora de la carrera de Agronomía de la Ecotec, explica que ya han realizado el inventario forestal del área. En la orilla del lado del campus de la Ecotec han encontrado mangle rojo y negro, almendros, samanes y algarrobos, además de palma clásica y toquilla. En la otra orilla hay almendros y los dos tipos de mangles.

En la zona incluso han visto tortugas

En cuanto a animales han visto zarigüeyas, tortugas (todavía no saben de qué especie en específico), boa matacaballos, iguanas, y aves como palomas tierreras, garzas blancas y azules y periquitos, entre otros tipos de animales.

También han visto dos tipos de ardillas, como la ardilla de Guayaquil y la de California, y en la orilla frente a la universidad podrían existir cangrejos, pero eso debe comprobarse.

Para determinar con exactitud las especies, sin embargo, primero deben recolectar información de cámaras trampa. El equipo científico recientemente puso la primera y su idea es colocar múltiples dispositivos a través del estero.

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Por ahora no tienen pensado capturar especies para su estudio. “Por el momento no, probablemente en algún punto se nos ocurra hacer un marcado (...). Pero sería más adelante. Pero para eso necesito saber exactamente qué es lo que hay”, indica Barona.

Por ahora solo han instalado una cámara trampa, pero en un futuro colocarán más en la extensión del casi kilómetro y medio de estero del campus.

Con los dispositivos esperan aprender más de los hábitos nocturnos de algunos de los animales terrestres del estero, explica Francisco Suárez, ingeniero agrónomo y docente de la Facultad de Ingeniería de la Ecotec. “Creemos que la proliferación de especies de pájaros es por el tratamiento que estamos aplicando”, agrega.

Aunque todavía no pueden señalar resultados concretos, los científicos y la comunidad que vive frente a la universidad han notado cambios.

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Ramírez señala que algunos de los resultados en cuanto a la remoción de contaminantes del lodo, pruebas realizadas en laboratorio, han sido alentadores, pero deben medir esos cambios en el tiempo y en el campo, lo cual es más difícil.

Una consideración en el campo que no existe en un laboratorio es la marea. Es por eso que deben determinar con tiempo a qué hora la marea estará en su punto más bajo y aplicar el tratamiento en esos horarios para que sea efectivo.

Los alumnos que colaboran con el proyecto también han notado que las condiciones empiezan a mejorar.

Los estudiantes hemos contribuido a limpiar el estero, en la investigación, la toma de muestra (...). Desde el inicio del proyecto hasta ahora he visto mucha más fauna, más animales. Poco a poco la contaminación ha ido disminuyendo, incluso ha cambiado el color de las hojas, son más verdes. Antes se las veía con un color enfermo, medio amarillas, no del todo mal, pero se nota una mejoría”, dice Jorge Flores, estudiante de Agronomía. (I)