Por Sonia Yánez Blum (X: @soniayanezblum)

Desde que vivo en Europa, mis días se inician con una taza de café en la mano y los titulares comerciales de Estados Unidos en la pantalla.

No por costumbre, sino por necesidad.

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Trabajo con clientes en Ecuador, tengo familia allá, y parte de mis responsabilidades profesionales implican estar al tanto -en tiempo real- de las comunicaciones oficiales de EE. UU. sobre comercio internacional.

Esta crisis arancelaria no es solo un titular para mí. Es parte de mi día a día.

Y como especialista en gestión de crisis y estrategias de comunicación, me veo en la necesidad de analizar no solo el fondo de esta disputa, sino la forma: cómo cada actor comunica su postura y cómo esto moldea la percepción internacional y el impacto económico.

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Un vistazo desde la forma de comunicar, no solo el contenido

Unión Europea: moderación con firmeza

La UE ha optado por una estrategia de comunicación calculada y técnica, proyectando un equilibrio entre diplomacia y defensa de intereses.

China: fortaleza narrativa, acción meditada

El discurso chino es directo: no se trata solo de comercio, sino de soberanía.

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  • Emplea una retórica de resistencia: “Lucharemos hasta el final”.
  • Activa mecanismos legales (como la OMC) para contrarrestar, y se posiciona como defensor del sur global.
  • Usa plataformas como X para movilizar simpatía internacional.
El aumento del 20 % a los aranceles a los productos de la Unión Europea (UE) importados a Estados Unidos entró en vigor este miércoles, lo que afecta a cerca del 20 % de todo el comercio exterior de la mayor economía consumista del mundo y puede tener un fuerte impacto en automoción, maquinaria y productos farmacéuticos. Foto: EFE

Estados Unidos: el impacto de la disrupción comunicacional

EE. UU., liderado por una estrategia altamente polarizadora, usa canales no tradicionales como Truth Social para emitir anuncios clave.

  • Los mensajes simplificados activan emociones, no argumentos.
  • La contradicción entre discurso y realidad económica (ej. predicciones de recesión) erosiona la credibilidad.
  • Su enfoque es funcional para movilizar bases políticas, pero riesgoso para la estabilidad de mercado.

Las palabras importan. Y mucho

Cuando hablamos de estrategias de comunicación en crisis internacionales, no se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice, dónde se dice y a quién se dice.

En un mundo donde la percepción influye en la bolsa de valores, y una declaración puede mover los mercados, cada palabra cuenta.

La crisis arancelaria entre EE. UU., China y la UE revela tres estilos comunicacionales clave:

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  • Técnico y multilateral (UE): favorece una narrativa basada en datos, legalidad internacional y cohesión institucional.
  • Bélico y nacionalista (China): usa un enfoque simbólico con mensajes poderosos pero medidos, dirigidos tanto a su población como al “sur global”.
  • Disruptivo y polarizante (EE. UU.): comunicación directa, emocional, enfocada en movilizar audiencias internas, pero con costo en credibilidad externa.
Hay aranceles entre China y Estados Unidos como parte de una guerra comercial. Foto: BBC Mundo

Conclusiones desde la comunicación global:

  • La UE construye credibilidad desde la institucionalidad.
  • China combina orgullo nacional con estrategia legal.
  • EE. UU. prioriza el impacto inmediato, aunque comprometa coherencia.

Desde este rincón europeo, viendo a mi país desde la distancia y conectada a tres husos horarios, observo una lección clave:

La narrativa no es un accesorio, es el eje de la influencia global.

Y en tiempos de crisis, comunicar con estrategia es tan vital como negociar con firmeza.

Por eso, para quienes trabajamos en comunicación, relaciones internacionales o negocios globales, esta crisis no es ajena. Es un recordatorio poderoso de que, en el tablero geopolítico, el mensaje puede valer tanto como la medida. (O)