Hay muchas razones por las que una persona puede caerse de la cama. Puede deberse a un mareo, incremento de la presión arterial, porque el espacio es estrecho y en el caso de bebés, por falta de prevención de sus padres.

Estas caídas pueden terminar en fracturas, lesiones graves que requieren una asistencia hospitalaria y de hecho hay casos que se han presentado en las salas de emergencia de las casas de salud del país.

Entre enero y julio de este año se ha registrado el ingreso de 2,8 millones de personas a urgencias en todas las causas, 8,6 % más que en el mismo periodo del 2022 cuando hubo más de 2,6 millones. Solo 19 personas corresponden a quienes se cayeron de la cama y fueron a emergencias; de estas, nueve corresponden a bebés menores de 1 año y cinco entre el rango de 1 a 4 años. Hay un adolescente (15 a 19 años) y dos personas entre 20 a 64 años. Y dos adultos mayores con más de 65 años, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP).

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Estos pacientes pasaron por trece hospitales. La mayoría estuvo en el Centro de Salud Materno Infantil Venus de Valdivia, en la provincia de Santa Elena con cuatro pacientes; tres en el Hospital General León Becerra, del cantón Milagro; y dos en el Hospital Básico Jaime Roldós Aguilera, en Ventanas. Y un paciente en cada uno de los siguientes hospitales: Básico de Pichincha, Centro de Salud tipo C Velasco Ibarra, Valencia, Jambi Huasi, Centro de Salud Satelital, Hospital Básico de Vinces, Básico de Urdaneta, Hospital General José María Velasco Ibarra, Básico de Salinas, y Pediátrico Baca Ortiz.

Alberto Campodónico, médico clínico intensivista de la clínica Kennedy de Guayaquil, señala que la caída de un niño puede ser grave, dependiendo de la altura y lo es más cuando tienen entre 0 a 2 años.

“Cuando se caen hasta los 2 años presentan hematomas, pero no presentan mayor lesión a menos que la caída sea de una altura mayor y podría tener conmoción cerebral, disminución del nivel de conciencia y alteraciones neurológicas”, dice el galeno.

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Además, hace énfasis en que las cunas son altas, lo cual es peligroso, y de tener una así en casa, lo recomendable es que las barandas también sean elevadas hasta la altura de la cabeza del menor. “A veces son de tipo barrote o son planas y el bebé por ejemplo asoma la cabeza, los brazos y fácilmente se puede caer. Vence su resistencia y cae al piso, golpeándose la cabeza, el cuello, la espalda, entonces ¿qué es lo ideal?, que si se tiene una cama cuna que no sea alta, que llegue hasta arriba de la cabeza y el niño no se pueda movilizar, que no salga de la cuna”, explica Campodónico.

Con esto concuerda Álvaro Campo, doctor en medicina general y preventiva, quien indica que hay otro detalle. “La ventaja que tienen los bebés que los huesos son más grandes, son más elásticos, sí puede resistir un poco más el golpe. Por supuesto que eso no justifica la caída. También depende del peso del bebé y altura. Aquí es cuestión de prevención”, opina Campo.

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Por ejemplo, dice que en las camas se pueden colocar almohadas grandes y pesadas para que no lleguen al borde. “El bebé se pone de pie por su inquietud y se puede caer, entonces ahí es el adulto, la mamá, el papá, un hermano mayor que deben estar pendientes de los movimientos del bebé en la cama”, señala Campo.

En caso que un menor de edad se caiga, Campodónico sugiere estar alerta a los síntomas. “Primero, ver si vomita con facilidad, segundo, que el hematoma que tenga en la cabeza no sea tan grande; tercero, que haya una pérdida o disminución de conciencia; cuarto, con tendencia a que pueda dormirse con facilidad. Entonces, viendo esos factores inmediatamente hay que llevarlo a la sala de emergencias”, dice y añade que pueden existir lesiones en la columna cervical.

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En tanto, cuando se trata de un adulto, el procedimiento es distinto y también dependerá de la gravedad de la caída. Por ejemplo, con un adulto mayor puede ser que tenga problemas para dormir y a veces tome pastillas y descanse profundamente, que al moverse en la cama quizás se caiga.

Otro de los escenarios es que sufra de vértigo o mareo y provoque intranquilidad. “Cuando usted tiene un adulto mayor la altura de la cama no debe ser mucha porque mientras más baja la cama, evita que se lesione o se golpee el cuerpo. Hay personas que tienen una presión base de 90/60, que es un poco baja y quizás por los cambios de posición, si la persona se sienta en la cama, puede marearse y caerse, también el hecho de las neuropatías diabéticas pueden quitar la sensibilidad y la persona no tener una adecuada orientación al levantarse o moverse”, argumenta Campodónico.

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¿Qué hacer cuando la persona está en el suelo?

Campodónico dice que esta es la parte más complicada porque al levantarse puede vomitar o perder el conocimiento. “Probablemente la presión arterial se le subió y hay un evento cerebro vascular, un infarto o hemorragia cerebral. Uno tiene que evaluar si la persona se cayó por una cuestión mecánica, mareo, dolor de cabeza o fue porque se le subió la presión”, dice el doctor. Según el análisis, se acude o no a emergencias.

Y agrega que es importante tener las seguridades adecuadas y siempre estar monitoreando al adulto mayor porque si baja el nivel de conciencia estando acostado, con facilidad se puede caer.

Campo indica que otra cuestión de analizar es el peso de la persona. Mientras mayor sea el peso será más difícil levantarla y de que tenga una fractura. Se va a necesitar la presencia de un galeno.

Los doctores indican, además, que si una persona está en el borde derecho de la cama, al caer se podría lesionar el brazo u hombro derecho. Si cae boca abajo puede afectarse la parte izquierda. Estos golpes pueden concluir en fracturas en la cadera y cabeza. Esta última zona es la más grave y requiere chequeos. (I)