Érika Ortega, ahora de 29 años, fue madre por segunda vez hace casi 5 años. Su segundo hijo nació a las 24 semanas y media.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que un bebé es prematuro cuando nace antes de las 37 semanas de gestación. Las complicaciones que puede provocar que un niño nazca antes de tiempo son la principal causa de mortalidad entre menores de 5 años, según información de la OMS.

Lucha contra la desnutrición

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El hijo de Érika entra en la categoría de prematuro extremo, nacidos antes de 28 semanas.

Al año y medio de nacido, el niño presentó un retraso de talla, uno de los indicadores de desnutrición crónica infantil (DCI), condición que está vinculada a problemas de aprendizaje y enfermedades como hipertensión y diabetes en adultos, de acuerdo a la OMS.

A corto plazo, la DCI vuelve a los niños más susceptibles a infecciones y a un menor desarrollo psicomotor, indica María Elisa Herrera, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Francisco de Quito. “Los niños de estas madres desnutridas nacen con bajo peso al nacer y están condicionados a tener condiciones crónicas cuando sean adultos”.

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Los órganos de los niños con bajo peso al nacer, añade, también son afectados, pues funcionan de forma deficiente.

Parte de la importancia de reducir las cifras de DCI pasa por el aspecto económico, según Herrera. Son niños que “durante todas sus vidas van a necesitar controles periódicos”, lo cual significaría un costo “muy alto” para el Estado, de acuerdo a Herrera.

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Érika y su hijo viven en el recinto Cascajal, cantón Cumandá, provincia de Chimborazo, que según datos de la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI), tiene la prevalencia más alta de DCI en niños menores de 2 años con 35,1 %.

Los niños menores de 5 años en Chimborazo también tienen los niveles más altos de DCI a nivel nacional, con una prevalencia del 33,5 %. La otra estratificación estadística que establece la ENDI se refiere a infantes de entre 2 y 5 años. Chimborazo también lidera este rubro con una tasa del 32,4 %.

A pesar de no estar entre las provincias con mayor nivel de anemia entre niños de 6 meses a 5 años de edad, Chimborazo tiene una prevalencia de anemia de 34,5 % para este grupo etario de la población del país.

La anemia se da cuando el cuerpo no produce los glóbulos rojos sanos necesarios.

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Gobierno logró reducir en un 3,5 % la desnutrición crónica infantil a nivel nacional

“Un niño anémico no se puede concentrar, está somnoliento. Su capacidad motriz está afectada: no puede cortar papel con una tijera, por ejemplo”, dice.

Ahora el niño de Érika tiene casi 5 años y cursa la escuela en la Unidad Educativa San Juan de Bucay, en Bucay, Guayas, pues esta población es cercana al recinto donde vive Érika.

Junto a su hijo fueron parte del proyecto de reducción de la DCI de la empresa Pronaca, realizado en conjunto con la Fundación REDNI en Bucay.

Entraron al programa a partir del año y medio del niño. Ahí recibieron atención médica, junto a otras madres y gestantes, en la forma de controles ginecológicos, prenatales y pediátricos, además de talleres de educación nutricional e higiene de alimentos, así como proteína y productos de la canasta básica. El programa permite al hijo de Érika tener un mejor futuro, crecer más sano.

Es importante cuidar la nutrición pregestacional de las madres, según Herrera, pues una mala alimentación puede ser “gatillante” de DCI en el niño. (I)