Algunas especies de flora y fauna ecuatorianas no han sido vistas por décadas. Este es el caso de Eriocnemis godini, el zamarrito gorgiturquesa, una de las especies de colibrí nativas de la Sierra ecuatoriana. Algunos de sus familiares del género Eriocnemis incluyen a Eriocnemis vestita y Eriocnemis nigrivestis, el zamarrito pechinegro, ave emblemática del Distrito Metropolitano de Quito, del cual se calcula existen menos de 1.000 ejemplares vivos.

A diferencia de estas especies, Eriocnemis godini no ha sido registrada desde hace más de siglo y medio, por lo cual ahora está catalogada como en peligro crítico y posiblemente extinta, según la escala de conservación utilizada por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza, que se basa en reportes de científicos para determinar si un animal está en peligro de extinción, si su población está estable, o si no hay suficientes datos disponibles.

Publicidad

Esta misteriosa ‘culebra de sombras’, endémica de Ecuador, solo ha sido vista tres veces en 57 años

El primer espécimen fue recolectado a mediados del siglo XIX al sur de la localidad de Perucho, en Pichincha, por Jules Bourcier, un ornitólogo francés especialista en la familia Trochilidae, término científico sinónimo de colibrí.

Fue otro ornitólogo europeo, el británico John Gould, quien ilustró al ave y la describió en su libro titulado La familia de los colibríes, lanzado en 1861.

Gould describe el espécimen macho, cortesía de Bourcier, como un ave de tamaño más grande que Eriocnemis vestitus, con una cola con una bifurcación más pronunciada que otras especies y un plumaje de distintos tonos de verde, además de una mancha de color turquesa en su cuello.

Además del espécimen de Bourcier, la ornitóloga Tatiana Santander, de la organización Aves y Conservación, explica que hay tres registros más de la especie, para un total de cuatro. La única que tiene información sobre su origen es la de Perucho. Todos los especímenes están en museos en el extranjero en forma de pieles.

Publicidad

“En la antigüedad vinieron muchas expediciones de varios museos que contrataban gente local. Ellos se encargaban de colectar los individuos, pero muchas veces no etiquetaban adecuadamente. Hay dos pieles (de Eriocnemis godini) que están etiquetadas como ‘Bogotá’. Se especula que la distribución de esta ave pudo haber sido en los remanentes de los valles interandinos del río Guayllabamba, y se podría extender hasta el suroccidente de Colombia, pero en realidad no hay certeza de esto”, explica la científica, agregando que también existía tráfico de pieles de especies en esa época.

Científicos ecuatorianos usan sistema de rastreo para seguir a la serpiente verrugosa del Chocó

La falta de registros y la incertidumbre del origen de las pieles ha llevado a la comunidad científica a cuestionar si Eriocnemis godini es una especie válida. “Otros investigadores han planteado que se tratra de un híbrido entre Eriocnemis nigrivestis y Eriocnemis vestita, que son más comunes”, indica la científica.

El posible hábitat de esta ave está prácticamente diezmado, añade Santander, por lo cual una posible población de sobrevivientes sería minúscula.

Sin embargo, la comunidad científica ha seguido buscando al zamarrito gorgiturquesa.

Santander ha sido parte de algunas expediciones de los remanentes de bosque en el valle de Guayllabamba, la última en 2010. Ninguna ha dado fruto.

También hubo avistamientos no confirmados de la especie a través de los años, como en el valle de los Chillos en 1976. Ese reporte derivó en una búsqueda infructuosa del colibrí en esa zona en 1980.

Aunque la mayoría de se hábitat original haya sido destruido, hay algunas zonas donde podría ser viable que la especie todavía viva, como en la parte árida alta del valle de Guayllabamba, alrededor del volcán Pululahua y el río Blanco. Sin embargo, búsquedas en estas áreas tampoco han sido productivas. Tampoco fue posible localizar al colibrí en las localidades de Atahualpa, Perucho, Jerusalem y Nieblí.

Científicos buscan a la boa de pestañas endémica de Ecuador, una de las especies ‘más enigmáticas’ del país

De resolverse el debate taxonómico sobre si se trata de un híbrido entre otras especies o una válida, se podría declarar extinto a Eriocnemis godini. Si esto pasa, explica la investigadora, esta ave sería la primera especie endémica de Ecuador declarada extinta.

Una especie incluso podría ser declarada así a pesar de que todavía existan ejemplares vivos en la naturaleza, según la experta. Si la población es muy pequeña ya no sería viable que la especie sobreviva.

Aunque la falta de recursos económicos usualmente es un problema cuando se organizan este tipo de búsquedas, Santander indica que la popularidad del avistamiento de aves como hobby le da esperanzas de encontrar a Eriocnemis godini en alguna de las salidas.

“El número de observadores de aves en el país se ha incrementado muchísimo. Hay grupos, colectivos locales, aficionados, el público en general. Hacemos salidas mensuales. Quizá en un futuro, nunca se sabe lo que pueda pasar. Ha habido casos de especies en otros países que no han sido vistas en 50, 80 años y fueron encontradas”, agrega. (I)