Por Sonia Yánez Blum (Twitter: @soniayanezblum)

“Le faltaron huevos”.

Si hace 20 años un presidente hubiese tenido esa frase saliendo de su boca, dedicada a su rival político para explicar el porqué de la crisis en el país, mezclando las expresiones “envidia”, “conspiración” y “me tienen miedo” en un canal de TV en Loja, en el sur del Ecuador, habría sido más fácil controlar la reacción y la imagen que dejara nacional e internacionalmente.

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No estaría en memes, tiktoks ni cadenas de WhatsApp, siendo material político fácil de viralizar para sus contendores.

Pobre equipo de comunicación.

Hoy en día, hay tres reglas en comunicación política digital muy claras:

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  1. Si nombras a tus rivales o contestas a tus trolls, les das todo el aval y visibilidad de tu presencia online.
  2. No hay espacio digital pequeño; tus palabras son como gasolina para incendiar todo.
  3. En online, la ley del espejo es la básica: si acusas al otro de algo, se refleja en ti. Tú tienes miedo, tú tienes envidia, etc.

Ser estratega de comunicación de gobierno no es fácil, menos en este periodo. No se trata de campañas en redes, influencers de noticias y segmentos lights o frases del encuentro. Si tu figura central se pasa desencontrándose del objetivo del acto y con lenguaje poco reflexivo, te llegó la hora de cambiar esas palabras claves que, como hashtag y slogan, les pides a todos recordar. El “Gobierno del encuentro” no hay.

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Necesitas alfiles, caballos y peones en la comunicación política. Verdaderos estrategas que piensen y conecten con la visión del Estado que quieres lograr y de la futura estrategia de campaña. Más allá de las modas, la tecnología y el poder de la narrativa está la lógica y la cabeza fría.

Otra muerte violenta y enfrentamientos a bala en zonas de Esmeraldas en medio de estado de excepción; provincia contabiliza más de 140 crímenes en lo que va del año

Necesitas de procesos de seguimiento: qué dicen, qué hacen y qué planean comunicar desde las instituciones y ministerios como apoyo a la gestión del Gobierno.

Un vocero que no sea el presidente, que sea estratega, con una imagen que proyecte confianza y alineado a tus mensajes claves. Que sea él quien reciba los golpes y preguntas más difíciles, y que sepa torearlas como un campeón o contestarlas con tanta certeza que no necesiten ver a tu presidente desgastarse.

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Necesitas auditar mensajes, cifras, presencia online y acciones desde la comunicación para blindar la reputación del presidente, generar cercanía y confianza. Nada de eso existe.

No hay un gran acuerdo nacional de comunicación como marca país. Queremos abrirnos al mundo, pero —por dentro— la casa se nos derrumba. Un reality político en lugar de palabras que den certezas.

Los egos son el principal enemigo en comunicación política. Cuando los asesores que dicen que NO son puestos a un lado o no existen, ¿qué haces?

Luego de este nefasto día para la comunicación del Gobierno, caben preguntas cuyas respuestas quisiera conocer. Ahí tendríamos luces para constatar que hay esperanza de cambios.

¿Tendremos nuevo vocero de Gobierno?

¿Se evalúa en un postevento cada desatino o descontrol de los voceros?

¿Hay reuniones entre áreas de comunicación de ministerios?

¿Hay un equipo de seguimiento de compromisos presidenciales de alta presencia mediática?

¿Existe un plan de comunicación para reactivación económica y para apoyo al plan de seguridad?

Y tengo más...

Desgrane en el Gabinete de Guillermo Lasso se anticipa a un giro en sus políticas de Gobierno

Escribí esto en la madrugada de Ecuador, y a primera hora de mi mañana en la zona de Bavaria, Alemania. El noticiero y las redes sociales decían esto: crisis de ministros, estados de excepción y enfrentamiento entre presidente Lasso y alcalde de Guayaquil.

Necesitamos noticias positivas de nuestro país. Necesitamos una comunicación positiva que nos invite a creer a los ecuatorianos que no somos espectadores de un reality del cual seremos los perdedores.