NOTICIAS

Publicidad

Invirtió en sombreros de paja toquilla y ahora más de 300 se lucen en las islas Galápagos y en Estados Unidos

Steven Lascano, propietario de Solaz, es parte de la serie de EL UNIVERSO: ‘Así se emprende en Ecuador’, segunda temporada.

Steven Lascano tiene 31 años y ya exporta sombreros a Estados Unidos. Todo empezó con un proyecto universitario. Foto: Alexandra Casulo.

Publicidad

Actualizado el 

Nota del editor: Esta historia debió ser exclusiva para nuestros suscriptores, pero como un aporte a quienes se esfuerzan por emprender y mejorar la economía del país, la ofrecemos abierta a todas nuestras audiencias.

Cada paso de su vida Steven Lascano lo ha tomado muy en serio. Ideó, hace más de siete años, un proyecto universitario para marketing internacional en Guayaquil. Y el objetivo era escoger un producto ecuatoriano y darle un valor agregado.

Realizó el plan de negocios, en el que incluyó la exportación de sombreros de cidra y de paja toquilla, este último elemento declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2012. Lascano pretendió que estos sombreros tengan un estilo diferente y mandó a pintarlos de árbol de cerezo y peces koi, característicos de la cultura japonesa.

Publicidad

“El proyecto fue un éxito y mi profesora me preguntó si podía comprarme los sombreros y muchos de mis compañeros también quisieron tener sombreros personalizados, ahí fue cuando se me ocurrió la idea de convertir en proyecto y con $ 800, que tenía ahorrados, fui a Cuenca a comprar sombreros de paja toquilla, y así comenzó Solaz”, menciona Lascano, de 31 años.

De tripulante de cabina de avión a pastelera: la dueña de Musa Cacao levanta su negocio con bocaditos y hasta da empleo en Guayaquil

Esa primera compra fue ideal y generó mayor optimismo en Lascano, sin embargo, meses después hubo incertidumbre sobre todo porque no había claridad hacia qué público dirigirse. “Los primeros meses tuvimos mucha incertidumbre porque aún no conocíamos bien quiénes serían nuestros (clientes). Sin embargo, tuvimos que hacer una producción playera y eso nos ayudó a tener clientes potenciales. Además, comenzamos asistiendo a muchas ferias o mercaditos en Guayaquil para promocionarnos y así, poco a poco, tener exposición”, expresa Lascano, y recuerda que su clientela eran su familia, amigos y al mes tres nuevos compradores.

Dejó su trabajo para dedicarse a la venta de ají en polvo y ahora vende más de 5.000 unidades al mes en Quito

Durante el primer aniversario lograron un crecimiento moderado porque Lascano aún seguía en la universidad. Después, en 2017, potenció la presencia de Solaz en ferias de emprendedores y el pautaje en redes sociales. Este alcance hizo que una multinacional adquiera sus sombreros.

Publicidad

“Fue para una campaña de marketing, que por la compra de un producto el cliente se llevaba un sombrero personalizado de nuestra marca. Estuvimos en todos los supermercados de una cadena nacional y fue un éxito total. Se hicieron más de 1.000 sombreros, aunque el contrato era solo por 650, y con eso el crecimiento de la marca fue exponencial”, relata Lascano, quien es ingeniero en negocios internacionales.

En Solaz dan empleo a tres artistas, los encargados de plasmar los gustos de los clientes. Foto: Alexandra Casulo.

Gracias a ese gran ingreso, el emprendedor abrió un local al norte de Guayaquil en 2019 y ya en la pandemia lograron exportar. Ahora los sombreros están en una tienda en Miami. Pero, en ese entonces, el COVID-19 sí los frenó. “En pandemia nos vimos muy afectados porque nuestro producto no es de primera necesidad, sino más bien de lujo. Para el Día de la Madre (2020) pudimos gestionar ventas dentro de Guayaquil y envíos a ciertas ciudades. Fueron más de 200 sombreros, lo cual nos ayudó. Después del confinamiento, pudimos regresar a nuestra tienda. Las ventas fueron poco a poco, pero con un nuevo plan de marketing dirigido especialmente a extranjeros para venderlo como un souvenir 100 % ecuatoriano las ventas volvieron a su punto de equilibrio”, cuenta Lascano emocionado.

Publicidad

Desde ese momento el negocio se ha mantenido y vende entre 300 y 400 sobreros al mes. Posee dos modelos: el de cidra cuesta $ 15 y personalizado: $ 25. El de toquilla está en $ 40 sin diseño y el personalizado en $ 55. Además de su local, venden a un crucero en Galápagos y el envío es cada tres meses de hasta 150 productos sin diseño.

Con una inversión de 100 dólares, y botellas sin logo, Wilfrido García empezó a vender cocteles que le permitieron educar a sus hijos y hoy son el sustento y progreso familiar

Detrás de los sombreros que tienen diseños como una bandera de Ecuador, flores, frases, nombres, rostros y hasta mascotas, están artistas locales. Ellos, con mucha dedicación, dibujan y pintan los gustos de los clientes. A veces demoran una hora o más, dependiendo de la complejidad del diseño.

“El mayor logro de Solaz fue una venta de más de 1.500 sombreros, que hizo la marca más visible”, apunta Lascano, quien precisa que desde la página web www.solazstore.com también hay una gran demanda. “Nos hacen muchos pedidos los clientes del extranjero, sobre todo de Estados Unidos y España. Nos satisface cuando los clientes nos envían fotos de sus viajes y ver nuestros sombreros recorrer el mundo. Me llena de orgullo porque una parte de ti alguien lo está usando, es el mejor placer que un emprendedor puede tener”, dice el propietario de Solaz.

Cuando Lascano recuerda su vida hace siete años, vienen a su mente aquellos momentos complejos. “Emprender es un gran reto, se debe ser constante, tocar muchas puertas, a veces escuchar un no o no tomar en serio el producto que quieres lanzar. Ahora es más fácil porque se tienen las redes sociales, que son muy importantes a la hora de vender y exhibir el producto. Además, cada vez hay más apertura al emprendedor con préstamos y ayuda de algunos organismos públicos y privados”, señala Lascano.

Publicidad

No logró terminar la universidad, pero el amor que siente Fernanda Hidalgo por enseñar a los niños la llevó a crear libros en español, inglés, italiano y hasta en alemán

Y frente a eso sugiere a quienes tengan o no un negocio ser constantes y pacientes en la vida. “Esto es un trabajo que requiere dedicación, muchas veces hay obstáculos, pero al enfrentarlos la recompensa es lo que nos hace amar este trabajo. Y sobre todo que nadie sobrestime la capacidad que tienes”, expresa el joven.

La aspiración del emprendedor exitoso es sumar más tiendas: otra en Guayaquil y la primera en Quito. “Como decimos en la tienda, nadie puede irse sin un Solaz que representa arte y tradición ecuatoriana”, puntualiza Lascano. (I)

Publicidad

Publicidad

Publicidad

¿Tienes alguna sugerencia de tema, comentario o encontraste un error en esta nota?

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad