SuBastian, el robot submarino del Schmidt Ocean Institute (SOI), estuvo sumergido en las aguas del oeste de Galápagos durante 43 horas. Dirigido por un equipo de científicos estadounidenses y ecuatorianos, el dispositivo cumplió su misión: un cangrejo galatheid, también denominado langostino de profundidad, llamó la atención del equipo a bordo del buque R/V Falkor (too), del SOI.

A medida que avanzaron con SuBastian, la cantidad de cangrejos fue aumentando. Esto los llevó al descubrimiento de un nuevo campo de ventilación hidrotermal, que consta de cinco chimeneas (similares a los géiseres) y tres manantiales calientes. La temperatura más alta registrada en el sitio fue de 288 grados y su extensión es de 9.178 metros cuadrados.

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Ricardo Visaira Coronel, observador del Parque Nacional Galápagos (DPNG), y Dennisse Maldonado, del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada Ecuatoriana (Inocar), bautizaron el campo de ventilación como Sendero del cangrejo, debido a las peculiares circunstancias de su hallazgo.

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La presencia de vida en las profundidades del mar, como estos cangrejos 'galatheid' puede indicar la cercanía de respiraderos. Foto: Cortesía: Schmidt Ocean Institute

La doctora Roxanne Beinart, de la Universidad de Rhode Island, líder del equipo investigativo a bordo del buque junto con la doctora Jill McDermott, de la Universidad Lehigh, señaló mediante un comunicado que la comunidad científica ha estado al tanto de la existencia de un posible campo de ventilación al oeste del archipiélago desde el inicio de siglo, pero que los fluidos de la fuente, al ser claros y al no emitir grandes nubes en el agua, hicieron difícil su descubrimiento hasta ahora. Los primeros respiraderos hidrotermales de Galápagos se encontraron en 1977.

Algunos de los especímenes recolectados en el Sendero del cangrejo podrían tratarse de nuevas especies. El descubrimiento, además, podría ayudar a investigadores a entender la posible conexión entre los respiraderos al oeste y al este de las islas.

“Comprender y proporcionar una mejor descripción de la distribución y la naturaleza única de estas comunidades hidrotermales de aguas profundas es de suma importancia para la gestión integral de nuestros océanos”, dijo Stuart Banks, científico marino sénior de la Fundación Charles Darwin, a través de un comunicado.

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Un grupo de gusanos de tubo, claves para los ecosistemas quimiosintetizadores que rodean los respiraderos hidrotermales. Foto: Cortesía: Schmidt Ocean Institute

La expedición en el buque empezó el 13 de agosto pasado. Además del SOI, el DPNG, el Inocar, la Fundación Charles Darwin y las universidades Lehigh y de Rhode Island, también participaron de la investigación el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, el Servicio Geológico de los Estados Unidos y las universidades de Harvard y de Wisconsin. (I)