Una malla metálica gigante delimita el frondoso ecosistema que alberga a dos ejemplares de águila harpía (Harpia harpyja) que habitan en el Parque Histórico de Samborondón, en el cantón del mismo nombre, en la provincia del Guayas.

Allí se recrea un pedazo de bosque húmedo tropical, el ecosistema de esta especie emblemática que está en peligro crítico de extinción y que es considerada una de las aves rapaces más grandes del mundo.

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Fue declarada símbolo de la diversidad biológica del Ecuador el 25 de julio del 2002 a raíz del nacimiento del primer pichón en cautiverio en América del Sur y el segundo en Latinoamérica.

Fue un hecho sin precedentes en el plan de salvar a esta especie de la desaparición.

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La pareja de águila harpía estuvo en reproducción en su pedazo de bosque húmedo recreado en el Parque Histórico de Samborondón.

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“Contamos con cuatro especies altamente amenazadas. Nuestro principal foco de conservación es el águila harpía, cocodrilo de la Costa, araña de cabeza café y el papagayo de Guayaquil”, afirma Grecia Robles, veterinaria del Parque Histórico de Samborondón.

Los dos ejemplares de águila harpía tienen 33 y 34 años de edad. “Ya no están activas en reproducción, pero es una especie bastante longeva”.

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Ambas fueron parte de un programa de reproducción en 2000 que resultó exitoso. “Se logró reproducir en cautiverio, tuvieron tres crías que actualmente están distribuidas en otros centros de conservación”.

El águila harpía es monógama y vive entre 35 y 45 años, por lo que los ejemplares del Parque Histórico de Samborondón ya están en su última etapa de vida.

El águila harpía es territorial y comparte toda su vida con una sola pareja, lo que dificulta su reproducción. Foto: Love Clicks

Una pareja de águila harpía puede permanecer junta de 25 a 30 años. En la vida silvestre se quedan en un lugar y delimitan claramente su territorio, prefiriendo áreas con árboles altos que les proporcionen suficiente alimento. Esto es lo que se ha recreado y los visitantes pueden observar desde una torre de observación que actualmente está en reparación.

El proceso de reproducción de esta especie es complejo. Se reproducen cada dos o tres años y la hembra pone hasta tres huevos, de los que uno incuba.

Tanto el macho como la hembra participan en la incubación. El macho es el que más deja el nido para traer alimento, mientras que la hembra cuida de la cría.

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La parte del parque que tiene los árboles más altos está justamente en el ecosistema recreado para la pareja, que suele construir sus nidos en las copas de los árboles que superen los 25 metros de altura, cuando vive en estado silvestre.

En Ecuador vive en los bosques húmedos de Esmeraldas y en la Amazonía.

La función de los dos ejemplares, dice Robles, al igual que la del resto de especies es la de concienciar sobre la preservación de la naturaleza.

El macho es uno de los más activos en el Parque Histórico de Samborondón. Foto: ValeriaPD

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El Parque Histórico Samborondón alberga 52 especies

El potencial de conservación de este sitio en medio de la ciudad es un bosque conectado a un río por medio del manglar.

Robles indica que se ejecuta un proceso de recuperación de la infraestructura desde que el Municipio de Samborondón asumió la administración del lugar, que hasta ahora era manejado por el Gobierno central.

“Se ha tenido un enfoque de conservación de las especies que alberga el parque actualmente. Contamos con 335 individuos de 52 diferentes especies entre aves, mamíferos y reptiles”.

Incluso hay una labor de rehabilitación de animales que son criados en la zona de cuarentena para que sean reinsertados en los centros de rescate del país.

El Parque Histórico de Samborondón alberga especies rescatadas del tráfico de animales en aeropuertos, terminales o en los hogares.

En el caso de las aves, estas permanecen libres. Son ejemplares que ya no tienen la capacidad de volar grandes distancias por lo que viven en los cuatro ecosistemas recreados en un área de cuatro hectáreas que son el bosque seco, húmedo tropical, llanura inundable y manglar. “La gente piensa que hacemos corte de plumas, pero todas estas especies han vivido en cautiverio. Pasan el día en el bosque y en la noche duermen en la zona de cuarentena”.

La torre para observar al águila harpía está en reparación. Foto: -- RONALD CEDEÑO

La mayor parte de los animales que viven en el Parque Histórico de Samborondón son animales incautados del tráfico de fauna, quedaron heridos por atropellamientos en las vías o fueron afectados por la quema de la tierra antes de la siembra.

“Se han hecho muchas incautaciones a narcotraficantes, son animales que ya no pueden regresar a la naturaleza, entonces, acá les damos una segunda oportunidad”.

El parque ya es parte de los bienes de la Municipalidad de Samborondón, dice Édgar Muñoz, director de Gestión Ambiental del cabildo de Samborondón. La entrada para acceder cuesta cuatro dólares adultos y dos dólares para niños y personas con discapacidad. (I)

Pese a que está dentro de un polígono con mallas, es muy difícil observar a los dos ejemplares juntos. Foto: Love Clicks