A propósito de la votación de Ecuador que el último domingo decidió mayoritariamente dejar de explotar el petróleo del bloque 43 en el Yasuní, un grupo de ambientalistas quiere que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva desista de su deseo de sacar crudo en la zona amazónica.

Ya en el mes de mayo, el presidente de Brasil promovió un plan de inversiones que incluye la exploración de crudo cerca de la desembocadura del río Amazonas.

Aunque el mandatario izquierdista se presenta como un abanderado de la lucha contra el cambio climático, también quiere hacer crecer la economía con una estrategia que sus críticos tildan de desfasada, al apostar por combustibles fósiles.

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“Esperamos que el gobierno brasileño tome a Ecuador como ejemplo”, dijo Marcio Astrini, director del Observatorio del Clima, una coalición de grupos ambientalistas.

Hogar del 60% de la mayor floresta tropical del mundo, Brasil debería “dejar bajo tierra el petróleo de la desembocadura del Amazonas”, dijo en un comunicado.

En la imagen un registro de archivo de un técnico de Petrobras al observar una muestra de crudo en un pozo en la base la explotación petrolífera de Urucú (Amazonas, Brasil). EFE/Sebastião Moreira Foto: Sebastião Moreira

Lula también fue presionado este mes en una cumbre amazónica para emular a Colombia, cuyo presidente Gustavo Petro ha prometido poner fin a la exploración petrolera. Pero la reunión en la ciudad brasileña de Belém acabó sin ningún compromiso al respecto.

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El “sueño” de Lula

El lunes, horas después de que se anunciara el resultado del referéndum de Ecuador, la presidencia brasileña envió un comunicado promoviendo los planes de invertir 335.000 millones de reales (69.000 millones de dólares) en el sector de petróleo y gas en los próximos años.

Los planes incluyen que la petrolera estatal Petrobras explore el “bloque FZA-M-59″, cerca de la desembocadura del río Amazonas en el Atlántico, frente a la costa norte del país.

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Lula, que regresó al poder en enero prometiendo proteger la Amazonía tras cuatro años de creciente destrucción bajo el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha defendido el proyecto y dicho que “sueña” con extraer petróleo de la bahía del Amazonas.

El caso está generando fuertes polémicas en Brasil, inclusive dentro del gobierno.

Mientras la agencia de protección ambiental IBAMA negó a Petrobras una licencia de exploración alegando falta de estudios ambientales, la abogacía general del Estado dijo el martes que estos “no eran indispensables” y llamó a un proceso de “conciliación”.

“No se puede tener una ‘conciliación’, se trata de hechos técnicos”, reaccionó la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva.

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Plan nefasto

El proyecto ha provocado protestas de activistas ambientales, grupos indígenas y residentes de Marajó, la isla en el corazón del estuario.

Los detractores aseguran que la extracción podría ser catastrófica para una región conocida por sus bosques de manglares, vida silvestre, comunidades pesqueras y su conexión con la floresta tropical.

“La mayor parte del planeta está sufriendo las consecuencias de convertir la naturaleza en riqueza”, dijo la líder indígena local Naraguassu, de 60 años, cuyo pueblo, los Caruana, cree que el lugar donde el Amazonas se encuentra con el Atlántico es sagrado.

“Las temperaturas están aumentando. La Tierra nos dice que algo anda mal”, aseguró a la AFP.

Luis Barbosa, del Observatorio Marajó, grupo de derechos humanos que organiza protestas contra el proyecto, enfatizó que el aumento del nivel del mar causado por el calentamiento global amenaza lugares como la desembocadura del Amazonas.

“Seguir quemando combustibles fósiles pone en riesgo la existencia misma de la isla de Marajó”, afirmó.

- “Frontera energética” -

Petrobras destaca por su parte que el proyecto “abrirá una importante frontera energética” y contribuirá a una “transición energética sostenible”.

Señala que el sitio de exploración propuesto está a más de 500 kilómetros de la desembocadura del Amazonas.

Brasil, octavo mayor productor de petróleo del mundo, ya es autosuficiente en petróleo, sostiene Suely Araújo, especialista principal en políticas públicas del Observatorio del Clima.

“Estamos en una crisis climática. Simplemente no hay razón para insistir en explorar en busca de petróleo en zonas sensibles”, dijo a la AFP.

Como directora de IBAMA entre 2016 y 2019, Araújo rechazó cinco licencias de exploración petrolera en la misma región, por motivos similares.

Saluda que el gobierno de Lula aborde el cambio climático, pero está decepcionada con la postura sobre los combustibles fósiles.

“La gran contradicción del gobierno Lula es el petróleo”, afirma Araújo. (I)