A unos 900 millones de años luz de distancia se produjo la fusión de un agujero negro con una estrella de neutrones, que por primera vez pudo ser detectada por un equipo internacional de astrofísicos y que desencadenó ondas gravitacionales que golpearon la Tierra en enero del 2020.

Un comunicado de la Universidad Northwestern señaló que fueron dos los eventos detectados con tan solo diez días de diferencia y que permitirán sacar primeras conclusiones sobre los orígenes de estos sistemas y la frecuencia de fusión.

“Las ondas gravitacionales nos han permitido detectar colisiones de pares de agujeros negros y pares de estrellas de neutrones, pero la colisión mixta de un agujero negro con una estrella de neutrones ha sido la pieza faltante de la imagen familiar de las fusiones de objetos compactos“, señaló Chase Kimball, graduado y coautor del estudio.

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Justamente este martes se publicó la investigación en la revista Astrophysical Journal Letters. El equipo incluye investigadores de LIGO Scientific Collaboration (LSC), Virgo Collaboration y el proyecto Kamioka Gravitational Wave Detector (Kagra).

Los eventos de ondas gravitacionales se dieron el 5 de enero de 2020 y el 15 de enero de 2020; en ningún observatorio se vio luz de los eventos.

El evento GW200105 fue detectado por LIGO con una fuerte señal que fue causada por un agujero negro de 9 masas solares que colisionó con un objeto compacto de 1,9 masas solares. No se pudo detectar la dirección del origen de las ondas.

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Los tres grandes detectores detectaron GW200115, que fue la fusión de un agujero negro de 6 masas solares con una estrella de neutrones de 1,5 masas solares. La dirección del origen de las ondas se pudo determinar a una parte del cielo que equivale a 2.900 lunas llenas.

El equipo se alista a una nueva observación que comenzaría en el verano del 2022.

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“Pero todavía hay mucho que no sabemos sobre las estrellas de neutrones y los agujeros negros: qué tan pequeños o grandes pueden llegar a ser, qué tan rápido pueden girar, cómo se emparejan en socios de fusión. Con los datos de ondas gravitacionales futuras, tendremos las estadísticas para responder estas preguntas y, en última instancia, aprender cómo se fabrican los objetos más extremos de nuestro universo“, explicó Maya Fishbach , becaria postdoctoral Einstein de la NASA y miembro de LSC. (I)