Los primeros seres humanos que pisen Marte deberían priorizar la búsqueda de señales de vida pasada o presente. Esa es la principal conclusión de un informe publicado este lunes por las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, que detalla la estrategia científica para la futura exploración humana del planeta rojo.
El documento, de 240 páginas y titulado A Science Strategy for the Human Exploration of Mars, fue elaborado por encargo de la NASA, que mantiene como objetivo enviar astronautas a Marte a mediados de la década de 2030.
El reporte plantea recomendaciones para maximizar los resultados científicos de esas misiones y establece once objetivos prioritarios, encabezados por la detección de vida o de indicios de química prebiótica, así como una evaluación amplia de la habitabilidad mariana.
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Happening now, @theNASEM is hosting a presentation of a paper regarding the human exploration of Mars beginning with what the researchers outline as the 11 Priority Science Objectives.
— Spaceflight Now (@SpaceflightNow) December 9, 2025
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Entre los otros diez objetivos figuran caracterizar los ciclos de agua y dióxido de carbono del planeta, elaborar un mapa geológico detallado y estudiar los efectos del ambiente marciano en la salud física y psicológica de los astronautas.
El informe también propone investigar el origen y comportamiento de las tormentas de polvo, evaluar recursos que podrían sostener una presencia humana permanente, determinar si la exposición al entorno marciano afecta el ADN y estudiar la dinámica microbiana, incluidos posibles riesgos para la salud de los tripulantes y la interacción entre microbios terrestres y el ecosistema marciano.
El reporte recomienda además analizar cómo el polvo del planeta afecta a los astronautas y sus equipos, estudiar el comportamiento de un ecosistema terrestre trasladado a Marte y comprender mejor la radiación marciana y su impacto en las misiones humanas.
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Las Academias plantean cuatro posibles campañas de tres misiones cada una. La propuesta mejor valorada enviaría los tres vuelos a una zona de latitudes bajas o medias con hielo glaciar cercano a la superficie y una geología diversa. Allí se concentraría la búsqueda de vida en entornos habitables recientes y en depósitos de hielo en capas.
Otra opción se enfoca en el subsuelo profundo, con perforaciones de entre dos y cinco kilómetros para explorar posibles bolsas de agua líquida.
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Más allá del diseño final de las misiones, el informe coincide en algunos puntos clave: la NASA debería construir un laboratorio científico en la superficie marciana, traer muestras a la Tierra en cada misión y establecer una cumbre periódica de coordinación entre humanos, robots e inteligencia artificial.
También señala que la búsqueda de vida estará limitada por las normas actuales de protección planetaria, diseñadas para evitar la contaminación biológica entre mundos. (I)
























