Al recibir la papeleta de la consulta popular y referéndum, Adriana Tapia aún estaba indecisa en qué responder en una de las once preguntas: la E, en la cual se consultó si estaba de acuerdo o no con una reforma laboral que permita las contrataciones laborales fijas y por horas. Y aunque la joven escuchó los pros y contras de expertos a través de medios de comunicación, sus dudas persistían.

“No creo que sea como en otros países que te van a pagar $ 10 la hora, pero creo que sí será una oportunidad para que los estudiantes (universitarios) puedan generar su propio dinero (en su tiempo libre)”, comentó la estudiante de Psicología, quien tiene sus clases en la mañana y disponibilidad en las tardes para trabajar. Por ello, asegura, ya empezó su búsqueda de obtener una plaza laboral a medio tiempo o, de ganar el sí en esa pregunta, por horas. “Pero quisiera que se respeten los beneficios (laborales) y no pido que se gane más por hora que en el (trabajo) fijo, pero esperamos que sea lo justo”, indicó la joven, de 22 años, luego de sufragar en el Liceo Panamericano, en el sector de La Puntilla, del cantón Samborondón (Guayas).

Para Rebeca Rosado, de 24 años, sería ‘beneficiosa’ la alternativa de acceder a un contrato por horas. Pese a que ella tiene un empleo a tiempo completo, opina que esta opción ayudaría a solventar los gastos de los jóvenes o al menos parte de ellos, como la alimentación y la movilización. Asimismo, las madres “pueden tener un sustento y pasar más tiempo con sus niños chiquitos”, dijo la joven, que está elaborando la tesis de la carrera de Turismo en la Universidad de Guayaquil.

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La reforma laboral fue la pregunta que más interés generó en la juventud. “Mi prioridad es terminar mi carrera, pero quiero trabajar, quiero asumir mis gastos y quitarle ese peso a mis padres, porque no les alcanza”, sostuvo María Morán, luego de votar en el Tecnológico Universitario Argos, donde había 7.700 empadronados.

Alrededor de 8 millones de ecuatorianos son parte de la población económicamente activa, según datos del INEC. Pero de ellos, 2,9 millones tienen un trabajo adecuado y 5,1 millones poseen un empleo en condiciones no adecuadas.

“A pesar de ser jóvenes nos piden experiencia. Por eso quiero trabajar para ganar experiencia. Ojalá que se abran plazas de trabajo por horas, para poder seguir mi carrera, y sería mejor si hay la oportunidad de trabajar desde casa”, expuso Samuel Castro, quien considera que podría dedicar unas tres o cuatro horas al día para trabajar: “Pero siempre y cuando recibamos un buen incentivo, eso no está claro aún, solo mencionaron un valor mínimo de menos de $ 4, que creo que es poco”.

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La ministra del Trabajo, Ivonne Núñez, señaló -en marzo- que la hora laboral empezará con un valor de $ 3,88 y que podría llegar a tener un tope de $ 13, dependiendo del sector profesional.

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Los primos Franklin y Ángel Carranza, de 19 y 20 años, aseguraron que al no encontrar un trabajo que les permita estudiar aplazaron sus aspiraciones profesionales. Las carreras de mecánica y arquitectura las dejaron a un lado, porque necesitan trabajar para ayudar a sus familias, que viven en el recinto Tierra Blanca (Daule).

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Ambos son guardias de seguridad de una constructora, sus turnos son de doce horas y el sueldo apenas es un poco más de un sueldo básico. “Queremos estudiar, pero también necesitamos trabajar, nuestras familias dependen de nosotros”, comentó Ángel, al salir del recinto electoral de la escuela Marina Gallardo, en la parroquia La Aurora (Daule). Si obtuviese otra oportunidad laboral, donde gane lo mismo, por menos horas de trabajo podría -afirmó- retomar sus estudios.

Además del tema laboral, los jóvenes mostraron preocupación por la situación de inseguridad que se vive en el país. “Si las armas que incautan se las pueden dar a los policías para que estén mejor equipados, si los militares hacen más controles en las calles y si aumentan las penas para los delincuentes y no los dejan salir, tal vez podamos recuperar la paz y salir sin miedo de nuestras casas”, apuntó Carmen Macías, de 20 años, mientras esperaba que terminen de plastificar su certificado de votación.

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“Las más importantes son en torno a la seguridad, porque la seguridad en el país está en una situación precaria y se tienen que tomar acciones ante esta situación”, refirió Camila Aguilar, de 27 años y médica de profesión, luego de sufragar en el Liceo Panamericano, de Samborondón.

Otros jóvenes, en cambio, no se informaron previamente, acudieron sin conocer el contenido de las once preguntas. “No sabía qué contestar en algunas preguntas que no entendí, como el arbitraje internacional, por eso no sabía qué contestar”, comentó Víctor S., de 18 años, después de sufragar en el colegio Durán, de la misma ciudad ferroviaria. En su caso le tomó más de cinco minutos decidir qué responder.

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De ganar el sí en la consulta popular y el referéndum, las reformas constitucionales y legales entrarán en vigencia en diferentes momentos. En algunos casos, sería de manera inmediata y en otros puede tomar 30 o 65 días. (I)