La tarde en que lo mataron se movilizaba en un vehículo blindado, valorado en más $ 100.000, y llegaba a su casa ubicada, en el sur de Guayaquil. Juan A. aceleró el motor en un intento de salvar su vida y la de su hijo de 3 años, pero una ráfaga de veinte disparos de fusil destruyó la seguridad de su carro, le provocó la muerte y dejó al menor en estado crítico, pero con vida.