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Los ‘descabezados’ del 2022: todos los remezones que hubo en el gabinete ministerial de Guillermo Lasso

Las remociones de ministros de Estado “son parte del quehacer político, sabemos que cualquier cosa puede pasar", dice Francisco Jiménez.

Quito, 05 de julio de 2022. En el Palacio de Carondelet se realizó la ceremonia de posesión de los nuevos ministros de Estado, en la que participó el presidente de la República, Guillermo Lasso. En la foto oficial constan Darío Herrera, María Aguilera, Andrea Montalvo, María de Lourdes Alcívar, Guillermo Lasso, Pablo Arosemena, Alfredo Ortega. API/JUAN RUIZ CÓNDOR Foto: API

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Los conflictos con el Legislativo, la desestabilización generada por el paro nacional de junio y la crisis de seguridad ciudadana fueron las coyunturas que obligaron al mandatario Guillermo Lasso a realizar al menos tres cambios importantes en su gabinete ministerial en este año que terminó.

En febrero, Alexandra Vela renunció al Ministerio de Gobierno alegando discrepancias políticas con Lasso. Ella le había sugerido que aplicara la “muerte cruzada” y disolviera la Asamblea Nacional, algo que el primer mandatario no aceptó. Esto después de que ambas funciones del Estado escalaron en su tensión política, que alcanzó su punto más alto cuando la legislatura archivó ese mismo mes el proyecto de Ley de Inversiones que tenía el carácter de urgente en materia económica.

Lasso designó como reemplazo a Francisco Jiménez, pero también escindió esa cartera de Estado y reactivó el Ministerio del Interior, designando para ese puesto a Patricio Carrillo, quien había sido comandante de la Policía. Lasso dijo en ese momento que lo hacía para fortalecer la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado.

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Por esas fechas también renunció el vocero presidencial Carlos Jijón, quien no fue reemplazado.

Y en abril se designó a Luis Lara como ministro de Defensa en lugar de Luis Hernández.

En mayo, en tanto, Bernarda Ordóñez salió de la Secretaría de Derechos Humanos y la reemplazó Paola Flores; y Bernardo Manzano ocupó el Ministerio de Agricultura en lugar de Pedro Álava.

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El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso (d), posesionó a Francisco Jiménez (i) como ministro de Gobierno, en Quito (Ecuador). Jiménez reemplaza en el cargo a Alexandra Vela, quien dimitió por discrepancias con el mandatario. EFE/José Jácome Foto: José Jácome

En junio, el régimen encaró un paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y otros movimientos indígenas, que duró 18 días. La medida se depuso tras la firma de un acta de paz entre las partes, que fue avalado por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE).

Y en el Legislativo, a la par, se activó el proceso de destitución del mandatario, que no tuvo los 92 votos que se requerían. Este fue impulsado por la bancada correísta Unión por la Esperanza (UNES).

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En ese escenario de conflictividad política salieron Eduardo Bonilla, secretario general de Comunicación; Simón Cueva, ministro de Economía y Finanzas; Alejandro Rivadeneira, secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt); Ximena Garzón, ministra de Salud Pública; y Luis Pachala, secretario de Pueblos y Nacionalidades.

Los reemplazaron José Laso, Pablo Arosemena, Andrea Montalvo y José Ruales. En la secretaría de Pueblos hubo dos designaciones: Milton Llasag y Gretty Vargas.

En tanto que Darío Herrera pasó del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) al Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), que ocupaba Marcelo Cabrera. En el Miduvi, en lugar de Herrera se quedó la arquitecta María Gabriela Aguilera, quien se desempeñaba como viceministra.

En agosto, el mandatario creó la Secretaría Nacional de Seguridad Pública y designó como titular a Diego Ordóñez, quien era asesor político.

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En septiembre, en cambio, Lasso prescindió de la colaboración de sus asesores ad honorem. Esto fue porque en la Asamblea Nacional se inició un proceso de fiscalización. Salieron Aparicio Caicedo (se integró formalmente al Gobierno como asesor presidencial), Rafael Cuesta, Roque Sevilla, Juan José Pons y Luis Enrique Coloma.

Desde la izq.: Francisco Jiménez, ministro de Gobierno; Luis Lara, ministro de Defensa; Diego Ordóñez, secretario de Seguridad; Juan Zapata, ministro del Interior; Guillermo Lasso, presidente; general Fausto Salinas, comandante de la Policía; Iván Correa, secretario de la Administración; y Juan Carlos Holguín, canciller. Foto Cortesía Presidencia de la República

Otro remezón se derivó del caso del femicidio de la abogada María Belén Bernal en las instalaciones de una escuela de formación policial presuntamente a manos de su pareja, uno de los instructores que ahora está prófugo. El mandatario despidió a Carrillo y en su lugar designó a Juan Zapata. Inicialmente pidió la remoción de algunos altos oficiales de la Policía, pero luego dio marcha atrás.

Ofreció, asimismo, fortalecer las políticas para erradicar la violencia de género, para la cual convirtió la Secretaría de Derechos Humanos en el Ministerio de la Mujer, nombrando a Flores como titular.

Y a causa de varias denuncias de conflictos de intereses que surgieron desde la Asamblea Nacional y medios de comunicación, Lasso reemplazó a Xavier Vera Grunauer por Fernando Santos en el Ministerio de Energía.

Luego salió Laso de la Secom y se designó a Andrés Seminario en medio de la crisis de inseguridad generada por ataques violentos en varias provincias del país.

Wilson Benavides, analista político y académico, observa dos factores que incidieron en las crisis de gabinete que experimentó el régimen: uno estructural y otro coyuntural.

Lo primero es consecuencia de una “práctica política informal que se ha asentado en los últimos gobiernos, que tiene que ver con el ‘gobierno en la sombra o la famosa ‘mesa chica’, como se lo conocía en el gobierno de Lenín Moreno, o el ‘buró político’, en el de Rafael Correa; y que en el de Lasso se expresó con los asesores ad honorem, donde hay ciertas figuras que han generado cierto conflicto con el sistema institucional, o sea, los ministerios... Hay una suerte de tensión entre el gabinete en la sombra y el formal”, explica.

En lo segundo, hubo momentos complejos que empujaron los cambios tanto en la agenda política como en el gabinete: la tensión del Ejecutivo-Legislativo, el paro nacional y el caso Bernal, considera Benavides, quien agrega que se nota que Lasso no elige a sus ministros en función de sus objetivos políticos.

Las remociones de ministros de Estado “son parte del quehacer político, sabemos que cualquier cosa puede pasar y que en cualquier momento nos podemos ir... tenemos clara la volatilidad de los cargos públicos en Ecuador”, señala el ministro Jiménez.

“Yo no creo que es algo que debe espantar a nadie, que tampoco le quita el sueño a nadie, porque no estamos aferrados a esos cargos. Muchos que llegan a espacios de poder sí que se aferran y nadie los puede sacar, hay que traer tirabuzón, grúas, y más, porque se quieren quedar por siempre, pero no es nuestro caso. Sabemos que somos temporales, sabemos que tenemos que tomar decisiones para construir un país viable, justo, libre, próspero... Sabemos que nuestra presencia es finita y tenemos que cumplir con los mandantes”, reflexiona.

Del gabinete original de Lasso solo quedan siete ministros: María Brown (Educación), Vianna Maino (Telecomunicaciones), Gustavo Manrique (Ambiente), Patricio Donoso (Trabajo), Sebastián Palacios (Deportes), Julio José Prado (Comercio Exterior) y Niels Olsen (Turismo); e Iván Correa, que es secretario de la Administración Pública. (I)

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