Restos de vidrios trizados, pedazos de zinc doblados, cables de luz cortados y focos rotos arrumados en medio de cintas amarillas que dicen “Peligro”. Ese es el escenario, un día después, en el epicentro del atentado cometido en la Bahía de Guayaquil la madrugada del 4 de junio de 2025.
“Se va a hacer mantenimiento en todo lo que es la parte estructural”, expuso Édgar Piguave, quien lidera un grupo de cuatro personas, contratistas del Municipio.
De acuerdo con Piguave, los trabajos podrían finalizar el siguiente lunes, 9 de junio, para que los comerciantes retomen sus actividades lo antes posible. Sus compañeros amontonaron los últimos escombros e iniciaron las labores de soldadura con el material que es recuperable.
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Sin embargo, tras el atentado, las ventas han bajado su ritmo. Al menos 30 módulos ubicados en los alrededores de lo que fue la explosión no abren. Hasta las 10:00 seguían cerrados.
Mientras, en la calle Ayacucho se reunió un grupo de policías.
El capitán Darwin Quiñónez, jefe del Circuito Chile, aseguró que son aproximadamente 60 uniformados desplegados en el sector de la Bahía.
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Como medida extraordinaria ante este hecho, mencionó que desde este 5 de junio empiezan a mapear a cada uno de los locales mediante QR.
“Con esto queremos incentivar la visita constante del personal policial”, contó Quiñónez.
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Ahí se registrarán novedades mediante un formulario y se espera mantener un control de que las visitas, efectivamente, sean hechas.
Mientras estos planes se intenta implementar, el temor en la Bahía se acrecienta.
A donde está un grupo de comerciantes llega un hombre con un rumor de más pedidos extorsivos. “Arriba, por la Ayacucho y Chimborazo, ya les están pidiendo $ 3.000 como entrada para darles ‘seguridad’”, les dijo.
En las recientes semanas, otros hechos de atentados con explosivos han causado temor entre los comerciantes. Incluso hicieron una marcha hacia la Gobernación para exigir más seguridad y resguardo permanente en la zona. (I)
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