Por Unidad de Investigación

Lo acribillaron delante de su esposa, con catorce disparos, dentro de su casa, casi a la una de la tarde del 18 de febrero. Rider Quiñónez González, de 34 años, había sido procesado por robo, tráfico de drogas y asociación ilícita, pero había quedado libre en septiembre del 2021.

Al poco tiempo, el 13 de diciembre, lo detuvieron de nuevo en un confuso caso por el robo de un vehículo. La Fiscalía no lo acusó y quedó libre el mismo día. Dos meses después, lo asesinaron.

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El crimen se dio en la cooperativa Tierra Nueva 2, cerca de Ciudad Victoria, en el noroeste de Guayaquil, en el distrito policial Nueva Prosperina, encargado de dar seguridad a unos 400.000 habitantes, en una extensión de 52 km. En este sector ocurrieron 44 de las 246 muertes violentas registradas en los doce distritos que comprende la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), hasta el 10 de marzo, según la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Secuestro y Extorsión (Dinased).

El jefe policial de ese distrito, Carlos Ortega, admite que aumentaron los asesinatos, de 14 (enero) a 25 (febrero), pero –precisa– eso no los convierte en el sector más violento, pues en los diez días de marzo la criminalidad ha bajado a cinco. Esto se debe, explica, a que la violencia “migra de un territorio a otro, dependiendo de las necesidades de los grupos delincuenciales”.

Ortega prefiere no mencionar los grupos criminales que operan en la zona, pero la comunidad sí los identifica: “Hay Choneros, Rusos y Lagartos”.

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Cada agrupación, según coinciden líderes comunitarios, tiene una estructura formada por cabecillas que tienen bajo su cargo a unas 15, 20, 30 personas, distribuidas cada cuatro o cinco cuadras para expender la droga, robar y vigilar que gente de otras bandas no invadan sus espacios.

En Ciudad de Dios está Angulo (Chonero), que es alto y delgado, parece un drogadicto, no aparenta el peso y el poder que tiene

Dirigente comunitario en el sector de Monte Sinaí.

Mientras que otro líder barrial agrega que “en Los Pinos -km 26 de la vía a Daule- está Pihuave (Chonero), que no es su nombre ni apellido, pero es el dueño de ese territorio”.

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Un tercer dirigente barrial dice que en Voluntad de Dios opera alias La Mafia (los Lagartos) y en Sergio Toral dominaría Memo (los Rusos). En este último sector fue acribillado Danny García Jaime con alrededor de 50 disparos, en su camioneta, el 27 de enero. En el parabrisas quedaron los orificios de 21 proyectiles.

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A Nueva Prosperina le siguen, en criminalidad, los distritos Sur, con 40 muertes; Durán, con 36; Pascuales y Esteros, con 33 cada uno; y Portete, con 26. Las restantes seis jurisdicciones (Florida, Progreso, Modelo, Samborondón, 9 de Octubre y Ceibos) presentaron entre uno y once casos.

Del total de los 246 decesos violentos de la Zona 8, el 83 % (206) ocurrió en esta ciudad porteña, que cobija a 3 millones de habitantes. Solo entre enero y febrero fueron 178 víctimas. Este Diario recopiló 168 nombres, 73 habían tenido procesos y denuncias penales.

En el sector de Sergio Toral, noroeste de Guayaquil, fue acribillado Danny García Jaime. Foto: Cortesía

El Distrito Sur (Guasmo, 7 Lagos, Floresta, Unión de Bananeros), con 40 asesinatos, ha sido históricamente el que reúne los actos criminales más violentos, incluso a nivel nacional, refiere Dorian Balladares, jefe policial de ese distrito desde este mes y quien antes fue director nacional (s) de la Dinased. Ahí, solo en dos eventos, el 21 de enero y el 10 de febrero, fueron abatidos nueve hombres de entre 16 y 43 años, en un parque de la Playita del Guasmo y en la cooperativa Amazonas. Los sicarios hicieron al menos 120 disparos.

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“Los acribillaron sin piedad, eran parte de esas bandas”, cuenta una vecina. Luego de estos asesinatos múltiples, según Balladares, “se ha ido controlando” esta zona, en la que tienen identificada la presencia de los mismos grupos (Lagartos, Choneros y Rusos) que en Nueva Prosperina.

Esta zona del sur y su vecino Distrito Esteros (isla Trinitaria, Esteros, Fragata), geográficamente atractivos para los grupos narcodelictivos por su acceso a esteros y a los puertos, suman 73 eventos. En las Malvinas (Esteros), por ejemplo, asesinaron a siete personas la noche del 7 de marzo.

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Con esa última masacre, esa jurisdicción sumó 33 muertes violentas, igualando así a Pascuales (Bastión Popular, Mucho Lote, Orquídeas), en donde se perpetró uno de los actos más despiadados: un joven fue decapitado con explosivos, al amanecer del 20 de febrero, en el bloque 2 de Bastión.

Los moradores se despertaron con ese estruendo y se horrorizaron al ver los restos de Andrehus Valle Delgado dispersos sobre la calzada. Registraba denuncias por intimidación en 2021 y en 2019, pero lo habrían asesinado por estar involucrado en microtráfico, según la Policía. “Nunca lo vi en cosas malas, pero tenía un pequeño vicio (consumidor de droga), como la mayoría de muchachos”, comenta un vecino, susurrando y mirando hacia todos lados; mientras otro morador dice: “no se puede caminar tranquilo, porque si no le roban, le regalan un tiro”.

En el Distrito Portete, que abarca gran parte del suburbio de Guayaquil (parroquia Febres Cordero), 3 de las 26 muertes violentas en su territorio se dieron el 21 de febrero, en la 28 y la C: Jerry Álava fue baleado en una barbería, y sus dos victimarios, quienes se chocaron contra un vehículo al escapar de un patrullero.

Uno de sus verdugos, Cristhian Yánez, tenía seis detenciones por robo, tenencia de armas y por asesinato.

Aquí están Choneros, Lagartos y otros grupos de delincuencia organizada anónimos que se han formado, que venden droga, consumen y trafican armas

Líder barrial del suburbio de Guayaquil.
Un hombre fue baleado el 11 de febrero del 2022 en la cooperativa Valle de Los Geranios, que pertenece al distrito de Pascuales. Foto Jorge Guzmán  Foto: El Universo

Uno de los líderes comunitarios de esta zona asegura que ahí operan al menos seis bandas con sus estructuras. Entre los ‘duros’ nombra a Pepe grillo, Popeye y el Gordo, de los Lagartos; el Abogado, Lucho y Chupa dedo, de los Choneros; y el Moro, el Pollito y el Calavera, de los Lobos.

Wilson Torres, jefe del Distrito Portete, considera que en su sector los niveles de pobreza, desigualdad (social) y de educación hacen que los jóvenes sean “presas fáciles” para ingresar o pertenecer a las bandas delincuenciales.

La Policía, asegura, cumple con desarticular grupos criminales y decomisar armas y sustancias ilícitas. Pero necesitan, añade, que todos los entes estatales cumplan con “sus tareas”, como el control en las fronteras, desde donde llegan la droga y las armas con las que se aprovisionan estos grupos.

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También cree que falta ampliar la cobertura educativa, porque apenas 3 de las 26 víctimas en su territorio terminaron la secundaria. Su comunidad, en cambio, pide a la justicia “mano dura” para frenar la ola de violencia que, según los dirigentes comunitarios, “nos tiene encerrados en casa”.

La incidencia de este tipo de muertes sangrientas, que hasta el 10 de marzo se daban cada ocho horas, preocupa y atemoriza a los guayaquileños. “Estamos desprotegidos.., la inseguridad y el tráfico de droga aumentó cuando gestionaron la salida (de presos) de la cárcel, tras las masacres (en 2021)”, comenta un líder comunitario.

Mientras otro, morador de Monte Sinaí (noroeste), cree que se debe a la presencia de las bandas narcodelictivas: “Se han dividido los territorios.., tienen muchachitos que andan motorizados y se encargan de extorsionar y de la venta de droga. No se puede denunciar, porque al día siguiente apareces muerto”. (I)

2 colgados, 3 decapitados y al menos 10 acribillados son parte de los actos criminales que alarman a duraneños

Al amanecer del 14 de febrero, Día del Amor y de la Amistad, los duraneños despertaron conmocionados. Dos hombres colgaban del paso peatonal de ingreso a la ciudad. Era la primera vez que ese nivel de violencia criminal se vivía en el país.

Con más de 300.000 habitantes y una fuerza laboral que se desplaza a diario a Guayaquil, en Durán se han registrado 36 muertes violentas hasta el 10 de marzo, según estadísticas de la Dinased (Dirección Nacional de Investigación de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Secuestros y Extorsión). De estas, 33 se reportaron en enero y febrero, periodo en el que este Diario recopiló los nombres de 30 de los fallecidos y revisó sus antecedentes judiciales. Casi la mitad, catorce, habían sido procesados mientras que ocho no registraban denuncias. El resto tenía juicios civiles o no pudo ser revisado por falta de datos.

Durán. Uno de los dos cadáveres colgados en un paso peatonal estaba cerca de la calzada. Foto: Tomada de redes sociales

La Policía de este distrito no aceptó una entrevista con este Diario, pero –según las estadísticas– la mayoría de estos decesos (12) se dieron en el norte: en Abel Gilbert (4), vía Durán-Boliche (2), Primero de Mayo (1); 5 de Junio (1), El Cóndor (1), Una sola fuerza (1), entre otros. Mientras que en el sur se registraron en Primavera 2 (4), cerro Las Cabras (2), Ferroviaria (1) y María Paidal (1).

Entre las víctimas, 24 eran hombres, dos mujeres, dos menores y otros dos no fueron identificados. Al menos diez murieron con más de cinco impactos de bala; trece recibieron menos proyectiles, tres fueron decapitados, a dos los golpearon y asfixiaron (colgados) y de otros dos no hay detalles de sus muertes. En el caso de los decapitados, sus cuerpos fueron abandonados en los barrios Primero de Mayo y en el cerro Las Cabras, zonas ‘tomadas’ presuntamente por la banda ‘los Choneros’, según dirigentes.

Hallan un joven decapitado en el cerro Las Cabras de Durán, el sexto caso en seis meses

Esa saña con la que agrupaciones criminales arrebatan la vida genera “temor, zozobra y sometimiento en la población. Es una violencia comunicacional contra el Estado para generar un estado de sosiego y quebrar la moral de la fuerza pública”, explica el experto en seguridad y catedrático Daniel Pontón.

“Antes salíamos tranquilos a comer, ahora salimos con Jesús en la boca”, dice una de las líderes barriales de Durán, quien confiesa que ahora se siente más insegura que antes.

Con la pandemia se desató..., en Fincas Delia, gente de El Arbolito y de la 5 de Junio se paran en moto para robar

Dirigente copmunitario.

En esos sectores y en otros, como Luz Bolivariana, el grupo ‘Chonekillers’ los atemoriza. Los dirige su cabecilla, Ben10 (Benjamín Camacho), quien en mayo del 2021 recuperó su libertad tras el dictamen abstentivo del fiscal en un caso de delincuencia organizada.

Es un ‘libertinaje delictivo permitido’, dice otro dirigente, quien responsabiliza a “todas las autoridades (policiales, fiscales, judiciales, municipales y del Gobierno central)”. Los agentes realizan operativos insuficientes y “sin el factor sorpresa”, dice.

Ante esta violencia criminal, dirigentes barriales de Durán piden que se rescate a los niños y jóvenes para que no sean seducidos por estas organizaciones delictivas. “Son niños de 8, 10, 12 años que están en las calles, algunos viendo a sus padres consumir (droga). Es duro, falta apoyo estatal”, comentó una líder comunitaria, quien pidió mejoramiento de servicios básicos y áreas deportivas y recreativas para los menores. (I)

Los distritos con menos violencia

Ceibos, 9 de Octubre y Samborondón son las tres jurisdicciones con menos muertes violentas de la Zona 8. Ahí se han dado 8 de los 246 asesinatos ocurridos en los doce distritos, hasta el 10 de marzo.

El crimen de mayor repercusión ocurrió el 19 de enero, en un bar del turístico cerro Santa Ana. Ahí, dos sujetos terminaron con la vida de un holandés, al dispararle por “esconder sus pertenencias”.

Esta zona pertenece al Distrito 9 de Octubre, con 270.000 habitantes, pero que suele alcanzar hasta 1,2 millones cada semana por las visitas que recibe el centro de la ciudad. En este sector, por las actividades comerciales, administrativas, bancarias, turísticas y residenciales, la dinámica delincuencial es diferente, prevalecen los robos a personas, a vehículos y a sus accesorios, explica William Barreno, jefe de este distrito.

Un ciudadano holandés fue asesinado la noche del 19 de marzo en un bar, ubicado en el cerro Santa Ana, centro de Guayaquil. Foto: Jorge Guzmán Foto: El Universo

Este año, afirma Barreno, ha disminuido la delincuencia común en el 6 % (de 470 a 443 casos). Esto se debe a una mayor presencia policial –a pie o en moto– en puntos de mayor concentración pública.

Mientras los robos a personas bajaron en los circuitos Chile y 9 de Octubre, en otros como el Garay aumentaron de 74 a 95. “Es que la delincuencia migra”, comenta Barreno.

Además de Garay, otro punto conflictivo del distrito es el sector de Cristo del Consuelo, por el consumo y expendio de drogas. “Ya tenemos detectados los lugares”, añade.

Mientras que en Samborondón y Ceibos, por ser zonas residenciales y empresariales, sus habitantes viven en una aparente calma. La mayoría, en urbanizaciones cerradas y custodiados por personal de seguridad privada que controla los ingresos y salidas de los residentes y de sus visitas. (I)