Lluvias, inundaciones y deslizamientos han sido parte de los estragos provocados en anteriores fenómenos de El Niño en Ecuador.

Las condiciones oceanográficas y meteorológicas del evento climático El Niño siguen en análisis por parte de autoridades locales e internacionales. Por ahora, el país se mantiene en alerta amarilla declarada por parte de la Secretaría de Gestión de Riesgos.

Actualmente, la temperatura superficial del mar se ubica por encima de su promedio, con anomalías, cuyo comportamiento está relacionado con el evento climático de El Niño.

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Este Diario, desde esta semana, abre una serie de entrevistas con expertos que comparten sus conocimientos y visión del actual desarrollo del evento natural.

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El oceanógrafo Franklin Ormaza, docente investigador de la Espol, explica sus conocimientos sobre esta situación y el posible impacto del fenómeno en el perfil costero.

¿Cuál es la situación que se evidencia a nivel de la superficie del mar que contribuiría a la posible llegada del fenómeno de El Niño?

El Niño se registra, se estudia, se declara en un lugar aproximadamente a 8.000 kilómetros al oeste de Ecuador. Ahí es donde todas las investigaciones se refieren. Ahora, lo que ocurre ahí eventualmente nos afecta a nosotros acá en la costa este. ¿Qué está pasando en este momento? El mar se ha estado calentando desde abril, y las condiciones meteorológicas han estado acompañando a este calentamiento. El fenómeno de El Niño depende de dos variables: la oceanográfica y la meteorológica; estas dos variables deben estar acopladas. Se acoplaron perfecto en abril, mayo, junio. Y en el periodo desde julio hasta mitad de agosto, el proceso no se alimentó de energía porque la variable meteorológica estaba desacoplada. Pero a partir de agosto, a mediados, se acopló otra vez la variable meteorológica y ahora está siguiendo el proceso. Probablemente hoy (4 de septiembre) o la semana que viene declaren que el fenómeno de El Niño está totalmente desarrollado, es decir, que va a haber.

Uno de los factores es la temperatura de la superficie del mar. En este año, ¿qué temperaturas están manejando y cuáles son las que regularmente se ven en un año común y corriente?

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Allá, a 8.000 kilómetros, donde se desarrolla El Niño, ahí la temperatura está alrededor, en este momento, 28 grados; debe estar en 27; o sea, está más de un grado por encima de lo normal. Esa diferencia entre la temperatura actual y el promedio se llama anomalía. En marzo, la anomalía era 2, 1. En abril, se incrementó. En mayo, se incrementó. Actualmente, la temperatura nuestra está en alrededor de 27 a 26 grados. Entonces, lo normal que debería ser en el sur ahorita sería 21, 22 grados, en este momento; y en el norte debería estar alrededor de 24. Entonces, la diferencia entre lo que debería ser y lo que está ahorita es alrededor de 3 grados centígrados. La semana pasada, yo medí en La Puntilla (Santa Elena), medí 25,2 la temperatura, cuando debe estar realmente en 22 grados. Ahí había una diferencia de 3,2 grados centígrados.

¿Esa anomalía, esa diferencia entre la temperatura regular de un año común y la actual hace mucha diferencia o es un parámetro que está dentro de lo posible?

No, este año ha sido totalmente irregular. El mar está muy caliente. Son tres grados, que es mucha energía que está ahí. Esa energía produce dos cosas: primero, el incremento del nivel del mar; está alrededor de 15 centímetros por encima de lo normal y la temperatura alrededor de 3 (de diferencia). ¿Qué pasa con esto? El agua se expande. La distancia entre las moléculas de agua y otros alimentos se hace más grande, y el oxígeno, que es una molécula chiquita, se escapa, y el agua pierde oxígeno.

¿Y eso qué genera?

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Puede generar ausencia de oxígeno, que es lo que requiere para respirar. El oxígeno es tan vital que una ligera diferencia de concentración, ya sea la disminución, impacta a la fauna marina que está en la superficie del agua.

¿La envergadura de este fenómeno de El Niño se podrá comparar con la de otros que hemos tenido en la década de los 80, del 97? ¿Podría ser algo parecido a eso?

Puede ser un poquito complicado decirlo. A 8.000 kilómetros, el consenso es moderado, llegando en momentos al umbral de fuerte, pero muy corto tiempo. Vamos a tener temperaturas que van a superar los 29 grados; significa evaporación. Significa que la olla, usted me hablaba, está hirviendo al máximo y comienza a aflojar vapor. Usted va a poder ver a la distancia como que el vapor sube, unas nubes casi verticales; son como unas columnas; eso va a producir. Va a haber mucha evaporación, que trabaja sobre la atmósfera y se comienza a producir un efecto invernadero. Y la temperatura del aire se incrementa; más el vapor, eso da mayor inconformidad. La gente va a sentir que realmente estamos en una olla, como es hirviendo. Eso se traslada también la misma cuestión a la agricultura, las plantas, el banano, el café; van a sentir ese exceso de humedad y temperatura. Y va a haber una reacción negativa.

Las lluvias presupuestadas o modeladas indican 1.5 a 1.6 veces por encima de lo normal. Por ejemplo, Guayaquil tiene promedio de alrededor de 1.000, 1.200, pero pongamos 1.000 milímetros en los cuatro meses. Eso quiere decir que va a llover en Guayaquil 1.600 a 1.000 o 1.500 milímetros de lluvia. Solamente en Guayaquil. Entonces, 1,5 es importante. En el fenómeno de El Niño del 97 fue casi 2,5 llegando a 3. Y en el fenómeno de El Niño del 82 y 83 fue un poquito menos que eso, pero también fue, o sea, fue por encima de 2. Ahora se está presupuestando entre 1,5 y 1,6, que creo que está manejable desde el punto de vista de riesgo. Creo que sí sería menor al 97, pero eso no lo vamos a ver hasta que estemos cerca realmente.

Por ejemplo, este mes decían que iba a ocurrir 100 veces el promedio de la lluvia en Guayaquil. ¿Saben cuánto llovió en Guayaquil? Llovió cero. ¿Saben cuánto era el 100 %? Era 20 milímetros; o sea que debió haber llovido 40 milímetros. No llovió. El modelo puesto en el mes de julio o junio predecía eso. O sea que en lluvia es bien complicado. Sin embargo, me quepa la obligación de decirles que el modelo proyectado es 1,5 o 1,6 veces lo normal para este invierno.

Calificación de alojamientos temporales y la adquisición de asistencia humanitaria, entre resoluciones del COE ante posible llegada del fenómeno de El Niño

Se generan lluvias y hay otros estragos, sobre todo en la región sudamericana, incluyendo Ecuador. En el plano de las actividades de pesca y producción en el mar, ¿qué repercusiones habría a partir de la ocurrencia del fenómeno?

Los peces tienen una capacidad increíble de resiliencia; pueden estar de 19 a 24, 25 grados y no ocurre nada, siempre y cuando estén otros parámetros satisfechos: oxígeno y comida. La temperatura sube por encima de 28 y el escape de oxígeno es mayor. Dos, no hay comida, no hay fotosíntesis, porque no hay nutrientes. Las aguas que nos van a llegar de la bahía de Panamá, las aguas del oeste, son pobres de nutrientes. Y encima hay menos oxígeno. Los peces se disparan a otros lugares a buscar; pero, ojo, no son todas las especies.

¿Va a haber unas especies que aparezcan en mayor cantidad y otras que sí se moverán hacia otros lugares?

Nuestra pesca estrella, el atún, va a ser directamente afectado, porque el atún nada en la superficie, que es donde se produce el calentamiento. El calentamiento es solamente en la superficie. Debajo de la superficie ya es casi normal. Entonces, ese atún va a buscar otras áreas. Y a esas áreas a lo mejor no llega el pescador, es decir, la pesca disminuye. Hay otras especies que pueden ser favorecidas, como el dorado. El dorado gusta, o le es beneficioso, de temperaturas relativamente altas, un poquito más altas que la del atún.

La pesca de fondo, por ejemplo, el camarón, va a ser muy afectado positivamente. Vamos a tener pesca de camarón importante.

La pesca que se llama bentónica, o de emersal, que está muy cerca del fondo, va a ser beneficiada. El pescador debe cambiar el arte de pesca, cambiar la pesca objetivo, pero para eso probablemente requiera recursos.

A nivel de prevención y mitigación, ¿qué considera que se podría tomar en cuenta en los poblados costeros y también a nivel de las actividades productivas relacionadas con el mar?

Los costeños debemos entender que la costa es un área frágil, que no la podemos abusar. Actualmente hay muchas construcciones que están en lugares que no deberían estar: están muy cerca de la costa. En enero comienzan a llegar los famosos nortes, que son olas que vienen del norte, que vienen todos los años, normalito; pero, como el agua está más caliente, el agua está más elevada. Los primeros afectados serán las infraestructuras que están mal puestas en la costa. Va a haber mucha erosión, que es algo que a veces no se cuenta. La costa va a ser muy erosionada. Y esto va a producir daños importantes, sobre todo a infraestructura que está muy cerca o mal ubicada en la costa. ¿Qué deben hacer ahí? Comenzar a retirarse, tomar las medidas del caso. Este invierno nos dio, nos recordó que parte de Guayaquil se inunda y que parte no se inunda. Ya no debería haber problemas en este momento. La Alcaldía debe saber qué parte se va a inundar y qué parte no se va a inundar. Ya sabemos qué hueco tenemos en la casa. Hemos curado el techo, hemos impermeabilizado las paredes, hemos comprado un mosquitero. No todo puede estar a cargo de las autoridades, que deben responder, pero también es mucho de nosotros. La resiliencia no es solamente un problema del Estado, de la autoridad: es un problema también de la comunidad.

Guayaquil tendrá hospital móvil para enfrentar los posibles efectos del fenómeno de El Niño

Y a nivel de actividades productivas en el mar, ¿qué se puede hacer ahí con los sectores que entrarían a tener un problema y otros que tienen relaciones con el mar?

Creo que las plantas de procesamiento de pescado pueden ser afectadas, y eso es mantenimiento importante: todas las plantas procesadoras de pescado, de atún, de harina de pescado, etc. En las embarcaciones para la pesca ya no es cuestión solamente de querer hacer o no; ahí se requieren recursos. Y el Estado o la banca debe proveer los préstamos. Lo que se requiere ahora es ya que el Gobierno ponga ya a disposición préstamos para el sector pesquero, sobre todo artesanal, sin descuidar a la industrial. Pero ya no vamos a esperar como es este noviembre y diciembre, los cambios en las embarcaciones no son tan fáciles como la gente podría pensar. Un cambio de red o un cambio de arte de pesca toma su tiempo. No podemos esperar como es, repito, noviembre o diciembre.

¿Lo que se está generando a 8.000 kilómetros en cuánto tiempo podría llegar acá?

Aproximadamente debe tomar entre ocho y doce semanas, o sea, entre dos meses y tres meses.

¿De qué manera estaría traducido como para que la gente sepa que ya está llegando el fenómeno?

Va a comenzar a llover y las temperaturas van a ser asfixiantes. No no es como esta (la actual), porque va a haber mucha humedad. Ahorita no hay mucha humedad todavía, pero la diferencia va a ser la humedad. O sea, no es lo mismo 28 grados con una humedad de 50 que los mismos 28 grados con una humedad de 80. (I)