La familia de Kenny Pinto Castillo vive un suplicio por su trágica partida y la espera por la entrega de su cadáver que se mantiene en la morgue, después de más de una semana de su hallazgo.

Él fue una de las dos víctimas encontradas con signos de violencia en un carro incinerado en el sector de la etapa 5 de la Balerio Estacio, en el noroeste de Guayaquil, el 22 de febrero anterior. Los restos de él fueron hallados desmembrados en la cajuela del automotor.

Por medio de audios de voz y videollamadas, familiares del joven tuvieron los últimos contactos con él. De esa manera, ellos pudieron conocer sobre el secuestro que había sufrido el ciudadano, de 27 años, quien laboraba en la fiscalización de una obra pública en el sector de Flor de Bastión, en el noroeste de Guayaquil.

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Según el relato del hermano del joven, Pinto fue raptado por parte de sujetos que llegaron a la zona de la obra pública de pavimentación, al iniciar la tarde del 21 de febrero.

La madre recibió inicialmente llamadas a partir de las 17:50 de dos números desconocidos y también del teléfono móvil de Pinto y le enviaron audios de voz de su hijo para solicitarle el pago de dinero para no atentar en contra de la vida de él.

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“Que alguien pague, que alguien envíe dinero, o me voy a morir, por favor”, se escuchó en uno de los audios de Pinto que recibieron familiares de parte de los secuestradores.

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Varios extractos de estas grabaciones, donde incluso se lo ve a Pinto maltratado, se mantienen con los familiares como pruebas para denunciar el caso que se habría generado por extorsiones en la zona.

Por este caso, la familia acudió a pedir auxilio de la Policía, sin embargo, no se logró la ubicación de los antisociales. La tarde del jueves 22 de febrero se dio el hallazgo de dos cuerpos incinerados y mutilados en sus extremidades.

El sábado 24, un agente policial les indicó que debían acudir a la morgue por la sospecha de que uno de los cuerpos desmembrados podría ser del joven Pinto.

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Sin embargo, en la morgue, el miércoles anterior, un antropólogo les manifestó que uno de los cráneos presenta el 75 % de facciones similares a las de su hijo.

Por ahora deben aguardar 45 días para que se continúen las diligencias de cotejamiento de ADN para corroborar al 100 % que sí se trata de él. Mientras tanto, no pueden retirar el cuerpo de la morgue, ni darle el último adiós.

Desde el hallazgo del carro incinerado no han vuelto a tener contacto con los secuestradores. “Mi hijo era un chico sano, honrado, no era delincuente, estaba en su trabajo, y nadie me avisó nada”, relató la madre del joven.

El doctor Héctor Vanegas, quien asumió la defensa de la familia de Kenny, apuntó que se busca esclarecer el caso tanto para dar con los autores intelectuales como quienes podrían ser procesados por omisión.

Por ello pidió la actuación de la Policía y la Fiscalía para dar con los responsables.

“La empresa conocía el hecho, no dio los medios, ni contrató guardias de seguridad, no le dieron a los empleados la seguridad en una zona sumamente peligrosa, y que hecho el secuestro no hicieron ver de qué forma atender un problema propio...vse trata de un tipo sano, un hombre joven recién egresado y que al igual que muchos se sometió a un riesgo que pudo ser evitado”, dijo Vanegas.

El abogado añadió que se ha pedido a comparecer a un representante legal de la empresa.

La familia con apoyo de la defensa legal presentaron una denuncia por secuestro extorsivo con muerte, que puede implicar en una pena de 26 años, aunque podría aumentar con agravantes.

“Vamos a pedir que concurran los gerentes de empresas, funcionarios de empresas, porque a nuestro juicio hubo una omisión”, dijo Vanegas.

A su vez, el hermano de Pinto dijo que lucharán por la memoria de su familiar. “Que se esclarezca, que se haga justicia, esto no puede quedar así, era una persona profesional que se dedicaba con alma, vida y corazón a lo que se desenvolvía”, detalló la familia, la que dijo que teme por represalias al denunciar el caso. (I)