Indignación e impotencia. Esas son las sensaciones de quienes han sido víctimas de la delincuencia (robos, asaltos, secuestros, extorsiones...) y que ante la situación se quedan perplejos, sin saber cómo actuar o a quién recurrir. En ciertos casos, existen personas cuya reacción viene después del hecho al que estuvieron expuestas y se refleja en llanto, desmayo, ataques de pánico.
A otros, en cambio, la adrenalina los conduce a actos impulsivos que se traducen, por ejemplo, en repeler el ataque del que se es víctima en el mismo instante. Hay los que incluso actúan en defensa de terceros, como ocurrió aparentemente este sábado, 24 de agosto, en el sector de Sauces 8, norte de Guayaquil.
Ese día, mientras dos hombres en moto le robaban el celular a una mujer que estaba dentro de su carro estacionado, otro conductor que se percató del hecho les lanzó el vehículo a los antisociales, los embistió en un par de ocasiones y frustró, en parte, el accionar delictivo.
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El hecho quedó grabado en cámaras de seguridad y luego fue difundido en redes sociales. Según la hora que aparece en ese registro, la situación ocurrió a las 06:21, cuando apenas y empezaba el día.
La reacción del chofer tuvo más voces a favor que en contra, en las redes sociales.
En la línea de las víctimas de la delincuencia, un hecho ocurrido el 7 de agosto se volvió tan mediático que hasta el presidente de la República, Daniel Noboa, intervino ofreciendo asesoría legal y el indulto presidencial.
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Es el caso de Yuliano Salazar, un universitario de 22 años con el 40 % de discapacidad psicológica que ese día sufrió un robo mientras permanecía estacionado en su carro junto con su novia y otros amigos.
Según testigos, cuatro antisociales en motos golpearon al joven y a su pareja y les quitaron sus celulares. Según el padre del joven, luego del hecho su hijo habría avanzado en el vehículo para pedir ayuda y se encontró con los ladrones, quienes, aseguró, lo apuntaron con un arma.
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En ese momento, refirió el padre del joven, Yuliano arrolló a los motociclistas. Producto de aquello, dos sospechosos murieron, un tercero quedó herido y el cuarto hombre logró escapar. Los dos sujetos sobrevivientes continuaban en libertad hasta la publicación de esta nota.
Al universitario lo mandaron a la Penitenciaría del Litoral, donde permanecerá al menos hasta este lunes, 26 de agosto, ya que a las 10:00 se realizará la audiencia de revisión de medidas en la Unidad Judicial del Albán Borja.
En este caso en particular, abogados han cuestionado la rigurosidad del administrador de justicia que le dio prisión al joven cuando pudo optar por medidas alternativas considerando, entre otras cosas, la discapacidad del chico.
La familia de Yuliano, en cambio, en plantones que realizó la semana anterior exigiendo justicia y que se agilice la fecha de la audiencia de revisión de medidas, ha cuestionado lo que considera la criminalización de la autodefensa. En carteles que exhibieron los parientes del joven se leyó: “No criminalicemos la autodefensa”, “¿Por qué el ladrón está libre y Yuliano preso?”.
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El marco legal ecuatoriano establece la legítima defensa en el Código Orgánico Integral Penal (COIP).
“Debe haber un ánimo de defensa y de protección a uno mismo o de un tercero para evitar ser víctima de un delito, pero las reglas son claras en el Código Orgánico Integral Penal y aquella persona que se excede lógicamente tendrá que enfrentar la justicia. También aquí depende de los jueces el dictar medidas cautelares a estas personas, que puedan afrontar un proceso en libertad, porque también la ciudadanía ya está cansada de tanta delincuencia, de tanta inseguridad”, expresó Antonio Gagliardo, exfiscal provincial de Guayas, respecto de la figura penal.
El artículo 33 del COIP establece: existe legítima defensa cuando la persona actúa en defensa de cualquier derecho, propio o ajeno, siempre y cuando concurran los siguientes requisitos:
- Agresión actual e ilegítima.
- Necesidad racional de la defensa.
- Falta de provocación suficiente por parte de quien actúa en defensa del derecho.
Gagliardo explicó que el primer requisito se refiere a que sea un hecho del momento, no que la reacción venga después del suceso. El segundo requerimiento, dijo, tiene que ver con que exista cierta proporcionalidad en las armas, en caso de existir, que usan tanto el agresor como la víctima.
Y el tercero implica que la persona que interviene no haya provocado el hecho en cuestión.
”La ciudadanía debe enterarse mejor de esto antes de actuar y meterse en un problema, porque tampoco pueden quedar en la impunidad acciones que se extralimitan de lo que dice la Ley (...), no puede la ciudadanía tomarse la justicia por mano propia también cometiendo un delito. O sea, no se puede combatir el delito cometiendo un delito, eso no es correcto”, recalcó el exfiscal provincial de Guayas. (I)
