En el país todavía existen negocios que no facturan todo lo que venden, pensando que de esta manera se estarían “ahorrando” el pago de impuestos y, por ende, terminarán con más dinero. Sin embargo, ¿cuáles son las repercusiones de esta mala costumbre?

Todo negocio, en algún momento, requiere un financiamiento, y este financiamiento mayoritariamente proviene de la banca, sea esta pública o privada. Los bancos, por ser entidades muy bien controladas y auditadas, se rigen bajo regulaciones que dicta el órgano regulador, en este caso la Superintendencia de Bancos. Estos dentro de sus normativas de cómo calificar positiva o negativamente a un sujeto de crédito, solamente toman los ingresos declarados al Servicio de Rentas Internas (SRI) para medir la capacidad de pago. Esto significa que mientras más declaro, más ingresos tengo para demostrar al banco mis ventas, y eso ayudará en mi análisis de capacidad de pago para acceder a un crédito. Asimismo, las condiciones de este crédito mejorarán, puesto que la tasa es mucho menor cuando paso los $ 100.000 de venta anuales declaradas (a mayor venta, mayor capacidad de pago y menor riesgo). Los bancos siempre van a preferir un negocio formal que sea ordenado con su contabilidad, que muestre el conocimiento pleno del negocio, pero sobre todo que declare todo lo que venda; ¿entonces al final del día que conviene más?(O)

Héctor Delgado Oviedo,

economista, Guayaquil