Ahora más que nunca se hace evidente la necesidad de cultivar nuestros alimentos, de incluir en nuestro día a día prácticas que nos permitan apoyarnos en nosotros mismos para ser cada vez más autosuficientes y así poder ayudar a los demás; retomar los hábitos tradicionales que nuestros abuelos tenían.

Tenemos la idea generalizada de que para cultivar nuestros propios alimentos hay que irse al campo, cuando la verdad es que no necesitamos tomar medidas tan extremas. Podemos y debemos adoptar ciertas prácticas en nuestro hogar, dentro de la ciudad, que nos permitan acercarnos un poco más al ideal de consumir lo que produzcamos.

Por lo general, existen dudas ante la idea de comenzar a sembrar alimentos por miedo a cometer errores, a que les caigan plagas a nuestras plantas y se mueran. Mi recomendación para no sentirse abrumado a la hora de planificar nuestro huerto o jardín comestible, sobre todo si no tenemos un patio grande en nuestro hogar, es empezar por una planta que consumamos seguido, como, por ejemplo, la albahaca, y sembrarla en macetas o incluso en contenedores plásticos que tengamos guardados. La albahaca crece rápido, no necesita de tanto cuidado, puede estar en el interior siempre y cuando reciba un poco de sol en la mañana, y huele delicioso. El truco con esta planta es no dejar que brote flores. Cuando vemos que empiezan a brotar flores en la parte superior de las hojas, las cortamos y así la planta seguirá creciendo y produciendo hojas grandes para nuestro consumo.

El internet está lleno de blogs y videos sobre jardines comestibles, huertos, y consejos sobre permacultura que podemos utilizar para inspirarnos y aprender en el proceso. La permacultura es un sistema de principios ecológicos inspirado en la filosofía de la agricultura natural, se trabaja con la naturaleza y no en contra de ella. Esta práctica propone consejos desde observar los lugares a tu alrededor que reciban la mayor cantidad de sol durante el día, hasta qué plantas pueden ser sembradas juntas, y qué productos naturales podemos hacer con ingredientes que tenemos en nuestra cocina para ahuyentar y combatir pulgones, hormigas, arañitas, etc.

Una vez que el cuidado de nuestra planta se vuelva parte de nuestra rutina y nos sintamos confiados, podemos sembrar más variedades. Las especias y las hierbas aromáticas son siempre una buena idea, por ejemplo: cebollín, perejil, cilantro, salvia, orégano, menta, hierbabuena, hierba luisa, cedrón, toronjil, romero o ají. No solo el estar rodeado de estas plantas nos va a dar alegría y deliciosos aromas, sino también van a cambiar el sabor de nuestras comidas y la manera que nos alimentamos.

Durante estos tiempos inciertos que vivimos hay que aprovechar cada momento que tenemos y poner nuestra energía en aquellas cosas que podemos controlar, como las actividades que hago en mi hogar y los momentos que comparto con las personas que estoy viviendo actualmente. Siguiendo un principio de civilizaciones sabias y antiguas ‘como es adentro, es afuera’, así que para estar positivos y sanos hay que no solo cuidar lo que vemos y hacemos –nuestro mundo exterior–, sino también los alimentos que ingerimos –nuestro mundo interior–. (O)