Hoy está en boga la preocupación por los animales que deambulan por las calles.
Es lógico y loable que reciban ayuda y que incluso los adopten para que vivan como un miembro más de la familia, porque los animales domésticos son una grata compañía; pero, ¿qué pasa con las personas?
Es frecuente ver personas deambular por las calles, las plazas, los puentes, en estado desastroso, semidesnudas, sucias, sus mentes perdidas, haciendo sus necesidades físicas en las calles y los portales, vociferando con un lenguaje soez que atenta contra toda educación, durmiendo a pleno día y mostrando su desnudez. Esto lo podemos ver en las calles Bogotá y Rosendo Avilés, casi al pie de una farmacia; en General Wrigth y Oriente, en los alrededores del Centro Cívico ;bajo los puentes de la avenida 25 de Julio; afuera de los parques, las iglesias y los mercados. Algunas son un peligro. Considero que hay que hacer algo por ellas y creo que esto debe ser obra de la Municipalidad de Guayaquil, del departamento de ayuda a la comunidad. Debería tener carros que recorran las calles y recojan a estas personas dignas de mejor suerte; tener albergues, con baños, servicios higiénicos, camas, comedor y hasta televisor para que pasen el día o la noche según el caso. Las drogadas y las que están en estado etílico o con problemas mentales llevarlas a los hospitales públicos hasta poder contactarse con familiares si es que lo tuvieren; no podemos dejarlos desamparados a la intemperie porque están sufriendo y necesitan ayuda. (O)
Myrna Jurado de Cobo, Guayaquil