El concepto votar con los pies expresa la posibilidad que tienen los ciudadanos de manifestar sus preferencias sobre ingresos y gastos públicos desplazándose a aquel territorio en el que las políticas públicas se aproximan más a sus preferencias. El concepto fue introducido por el economista Charles Tiebout y ofrece una alternativa al proceso normal de votación en una democracia, y además es una demostración de las preferencias de una persona (sea esta física o jurídica). Esta teoría se contempla como un mecanismo que promueve la asignación eficiente de los recursos públicos.

Cuando un ciudadano decide dejar el territorio donde nació, formó una familia o donde se desarrolló como profesional, emprendió o recibió su primer sueldo, normalmente no se trata de una decisión a la ligera. El momento de tomar la decisión es duro porque existe una serie de sacrificios que pueden variar ampliamente: desde dejar a seres queridos como familia y amigos, hasta hacerse a la idea de no volver a comer productos que solo encuentra en su territorio natal. Un ejemplo reciente es el desplazamiento de empresas del estado de California a Texas. Tesla, empresa estadounidense con sede en Palo Alto, California, y que diseña, fabrica y vende automóviles eléctricos, recientemente comunicó que se mudaría a Texas.

Hace unas semanas, escribía un columnista del Wall Street Journal, Joe Lonsdale, que a pesar de que creció en San Francisco, fundó varias empresas de tecnología e invirtió en muchas otras empresas, tuvo que mudarse a “una nueva tierra de oportunidades: Texas”. Explica Lonsdale en su columna: “La cruda verdad es que en California […] las malas políticas desalientan los negocios y la innovación, sofocan las oportunidades y hacen que la vida en las grandes ciudades sea fea y desagradable. Hace cuarenta años, mis padres vinieron a California porque se podía lograr cualquier cosa en el Estado Dorado. La política gubernamental facilitó el espíritu empresarial. El auge en actividades tales como la tecnología, finanzas, medicina, energía y muchas otras industrias duró décadas. Pero ahora un estado como Texas ofrece estas oportunidades sin los problemas y el bagaje que ha acumulado California”.

Otros ejemplos más cercanos son los cubanos y venezolanos huyendo de políticas públicas que les hicieron perder familiares, trabajos o el resultado de su esfuerzo. Lo que normalmente ocurre, aunque no siempre, es que estas personas que migran y tienen la posibilidad de votar en un nuevo territorio que sí les permite prosperar, votan por las políticas públicas que se ajustan más a sus preferencias, y muchas veces opuestas a aquellas de las que huyen. Diría Tiebout que buscan políticas más afines a lo que ellos demandan.

Hace pocos días encontraron los cuerpos de 22 venezolanos en el Mar Caribe: una verdadera tragedia. Aunque en este caso, estos migrantes no están pensando en políticas específicas del nuevo territorio, sino en huir del infierno que dejan; no es menos cierto que ninguno pensó en Cuba como destino.

Evitemos la suerte de los cubanos y venezolanos. Votemos con la cabeza en febrero de 2021 para no tener que votar con los pies luego. (O)