Me pregunto: ¿qué persona honesta puede creer en la palabra de un delincuente acusando a la mejor fiscal general en la historia del Ecuador, reconocida internacionalmente? La respuesta es fácil: otros delincuentes. Entre ellos se defienden y apoyan y recurren a toda clase de triquiñuelas y bajezas para alcanzar su malsano propósito. Enlodar el nombre y la reputación de otras personas solo con sus palabras o pruebas inventadas o manipuladas es parte de su diario vivir. No en vano se desenvuelven en ese ambiente putrefacto de coimas, cohechos, robos, delincuencia organizada.

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Otra bajeza de la Asamblea Nacional, que está en caída vertiginosa de aprobación, y no tardará mucho para que los ecuatorianos pidamos sean destituidos y que se vayan a su casa. No hacen nada por el país, como es de costumbre; solo sirven los intereses de venganza de los líderes de sus partidos políticos.

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Pero la gente de bien del Ecuador, que somos muchos más, apoyamos completamente el trabajo de nuestra gran fiscal y le pedimos que continúe con su excelente trabajo, porque los ecuatorianos necesitamos llegar al fondo de estos casos de putrefacción política y judicial para tratar de acabar con ellos de una vez por todas. (O)

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Nelly Lozada, Guayaquil