Ante una realidad que nos la muestran lúgubre, y la percibimos tétrica, nos surge el cuestionamiento ¿qué hacer? Nos quejamos, somos meros espectadores, o somos proponentes de otro mundo posible; prefiero optar por lo último, pero de manera concreta, ¿qué hacer?

Así como se masificó en su momento el deporte en diferentes disciplinas lo cual nos ha llevado al podio en olimpiadas y otros certámenes, creo que a propósito del mes de las artes en que nos encontramos, una buena alternativa es democratizar el arte en sus diferentes manifestaciones, llegar a las zonas periféricas con puestas en escena, por parte de los gremios y entidades culturales y artísticas. Hay que llenar de color esperanza al mundo, de belleza, esplendor, basta de pintar de duelo y teñir de sangre la tierra que nos vio nacer. De esta manera contribuiremos a dar sentido a la vida. La belleza salvará al mundo, decía Dostoyevski. (O)

Cristhiam Carpio Castro, máster en Educación, Daule