En la pandemia por el COVID–19, las personas riegan alcohol en sillas, mesas, carteras, billeteras, ropa, cosas, hasta en las manos, los brazos, la cara, la cabeza, el cuerpo para desinfectar del coronavirus, y de los virus de la gripe aviar, de la viruela del mono, de la influenza, etc.

Es peligroso ponerse alcohol porque aunque se seca en la piel, penetra por los poros, y con el contacto de la persona con una chispa de un fogón, un asador, una parrilla, una cocina, un fósforo, un encendedor, chispeadores, diablillos, petardos, teléfonos celulares, etc., la persona se prenderá y arderá en fuego.

Los ciudadanos con quemaduras de tercero, cuarto grado, van a hospitales, sufren deformaciones, amputaciones, infecciones, o mueren, porque tuvieron contacto con el alcohol y después con la candela. No se riegue alcohol; lávese las manos con agua y jabón.

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En las ceremonias de las iglesias, en las posadas por Navidad en las casas, hay velas prendidas, los asistentes usan alcohol como un bactericida, usan teléfonos celulares que se pueden calentar por un desperfecto y haber un accidente de personas quemadas. El pueblo tiene que tomar medidas para evitar accidentes. (O)

Roberto Vergara Ch., Guayaquil