La mayor injusticia que te pueden hacer es que te cobren una deuda que no es tuya, y lo más grave es si te lo hace una empresa como CNEL, que se supone que tiene a gente honorable, pero tal parece que no soy el único. En el Diario EL UNIVERSO, en los meses de mayo y junio de este año, se publicaron dos cartas: la primera se titulaba ‘El buen ladrón y el mal ladrón’, allí el ciudadano decía que en el 2023 CNEL lo llevó a coactiva por el consumo eléctrico de una casa que la había demolido en 2009 en Santa Elena; y la otra carta era de un sacerdote que había vendido la casa de su padre fallecido y le seguían facturando la planilla de luz.

Coactivas de CNEL (I)

La estrategia de CNEL es confundir a los jueces con una montaña de documentos para darle visos de legalidad a su mamotreto jurídico. Mi mejor defensa son sus mismos documentos, porque discrepan el uno del otro. Esto me ha causado un grave daño moral en el sistema financiero: me cerraron una cuenta bancaria, y en otro banco me han congelado una importante suma de dinero durante siete años. El caso ha caducado, pero hacerlo sería como barrer la basura bajo la alfombra. Esto ya es una cuestión de honor para mí. Hay un proverbio que dice: “La mentira tiene patas cortas”.

Justicia telemática

El propósito de esta carta es invitar a los medios de comunicación y a todas las personas que se sientan afectadas por CNEL para exponerles una situación recurrente. Espero que esta vez la audiencia sea oral y presencial. (O)

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Juan Orús Guerra, Guayaquil