Parece muy provechosa esta oportunidad para expresarnos sobre las condiciones neurodivergentes; específicamente nos referiremos al trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que es un trastorno caracterizado por la dificultad para prestar atención. Es necesario entender que el TDAH no es una enfermedad: es una condición y es difícil de diagnosticar. La mayoría de las instituciones educativas no está preparada para manejar a estas personas. Además, por su condición pueden ser incomprendidos y ser agredidos por sus compañeros y no protegidos por sus profesores.
Las expresiones negativas de la candidata Luisa González me tocaron las fibras más íntimas. El contexto ocurrió en el último debate presidencial, pues se presentó una situación bastante desagradable. Resulta que Daniel Noboa, presidente y candidato, al parecer no entendió el contexto de una pregunta, y lo intuyo por la respuesta de la señora contendiente, que le increpó gritando: “Y tu déficit de atención y de comprender lo que otro habla no es mi culpa, queridito”. Lo más repugnante es que sus seguidores están utilizando lo sucedido para publicar mensajes peyorativos en la campaña política de la candidata.
Este mismo comportamiento despectivo e insensible se observa muy continuamente en casi todas las áreas debido o al desconocimiento o a la desidia. Es menester aprender a no discriminar, respetar los derechos y garantizar el cumplimiento de las políticas públicas, desde los ministerios de Salud, Educación y afines.
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Si el candidato-presidente Noboa manifiesta que tiene esta condición, simplemente, él merece respeto, señora González, no sus ofensas.
En Ecuador hay 30.912 personas certificadas de todas las edades con dichas condiciones neurodivergentes, y existen miles sin diagnosticar porque no conocen o no han explorado lo que les sucede. (O)
Mercedes Regalado, Guayaquil