Otro año más sin ti y en estos párrafos quiero decirte desde lo más profundo de mi corazón la falta que me haces.

Cuánta falta me haces para que conozcas a la compañera idónea que Dios me ha dado y a tus nietos temerosos de Dios. Soy muy feliz con ellos. Cuánta falta me haces para poder entregarte mi título universitario y que te sientas orgulloso de mí. No te fallé, padre, solo me demoré.

Del padre nace la sabiduría

Cuánta falta me haces para decirte que aunque no estás conmigo, el recuerdo tuyo me da las fuerzas necesarias para poder seguir adelante y vencer aquellos obstáculos que encuentro en el camino. Cuánta falta me haces para ver reflejada en ti aquella fe como la de Abraham, que me dejaba asombrado. Y cuando mi fe comienza a debilitarse por distintas causas, ese recuerdo de tu fe me fortalece y siento que se hace poderosa; tan poderosa que hasta he podido mover las montañas que me agobian.

Publicidad

Cuánta falta me haces para recibir de ti la paciencia de Job que tenías y hoy cuando la impaciencia me invade, la recuerdo y me da la tranquilidad necesaria para esperar. Cuánta falta me haces hoy que atravieso por las aguas turbulentas del ancho mar de la vida y que al igual que Pedro me comienzo a hundir, pero tus enseñanzas cristianas me dan la certeza de que la mano de Jesús está extendida y solo tengo que tomarla para seguir avanzando sin hundirme.

‘En las buenas o en las malas hemos estado los dos, sea comidos o sin comer, pero juntos’: la historia de Luis Muñoz y su hijo criado entre buses

Cuánta falta me haces para escuchar tus sabios consejos que siempre están en mí y que los traigo a mi mente para tomar la decisión correcta.

Cuánta falta me haces, padre, para borrar de alguna manera el sufrimiento que te causé cuando me fui de casa por un tonto capricho del cual tú y mamá no estaban de acuerdo. Y hasta ahora me sigue doliendo pese a que me perdonaste.

Publicidad

Día del Padre: William Jackson Smart, un viudo que se dedicó a cuidar a sus hijos inspiró la celebración mundial

Son muchas las ocasiones en que la vida me recuerda ese mal momento y lloro mucho en soledad; porque es un dolor muy grande que tengo y no lo puedo apartar de mi mente. Cuánta falta me haces para poder ver en ti al cristiano fiel, viviendo una vida cristiana de ejemplo para nosotros. Pero te adelantaste a la patria celestial.

Cuánta falta me haces, papá, para decirte que te amo y que hoy más que nunca te necesito. (O)

Publicidad

William Cruz López, Guayaquil