Después de pasar unas cortas vacaciones en Santiago de Chile, junto a familiares, soportando temperaturas de menos cero grado Celsius, hemos vuelto a nuestro hogar guayaquileño para retomar el aliento con el calorcito que nos abriga el cuerpo, el alma y oír el corazón que aún palpita, para darnos respiración para vivir.

Las cartas de lectores

Vacacionamos en la comuna chilena Las Condes, una de las más prósperas y seguras, lo que nos permitió estar tranquilos y seguros, recorriendo sus parques, grandes avenidas e iglesias, visitando también sitios turísticos y los grandes edificios. Lamentablemente, en otros sectores las familias chilenas y turistas viven temerosos por la delincuencia organizada internacional, similar a la que tomó a la juventud en nuestro Ecuador, no respetan a la autoridad, cometen toda clase de desafueros en perjuicio de la paz ciudadana, y solo la acción de los carabineros y su policía de investigación los persigue, los captura y los entregan en manos de las autoridades judiciales competentes para su enjuiciamiento y sanción correspondiente, de acuerdo a las leyes que infringen.

Al llegar al aeropuerto de Guayaquil en horas de la madrugada, la ciudad dormía con tranquilidad, no se sentía el peligro y no se divisaba ningún policía o militar. Al día siguiente, leímos los ejemplares de EL UNIVERSO, que no habíamos leído en nuestra ausencia y nos pusimos al tanto en materia política nacional, destacando el accionar del Gobierno en su combate constante a la delincuencia organizada, el accionar de los asambleístas y los conocidos políticos que desde ya organizan sus cuadros para las próximas elecciones de febrero del 2025. Igualmente, de los cambios en la economía, de la política local guayaquileña con acusaciones del Gobierno contra el alcalde de Guayaquil y su familia por tráfico de combustibles.

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Carta al presidente Noboa: ¿Y los derechos de los adultos mayores?

En fin, volveremos a seguir comentando nuestras inquietudes hasta que EL UNIVERSO nos permita hacerlo, en el mismo plano de respeto para todos aquellos, inclusive gobernantes y políticos, a los burócratas del IESS y del Biess que pretenden realizar cambios en las instituciones, en perjuicio de los jubilados, así como a los sindicalistas de ciertas empresas públicas, que son privilegiados de vivir con lujos en un país subdesarrollado, mientras miles de familias no tienen ni un mendrugo para llevar a su mesa. (O)

Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil