En Ecuador se debaten los errores y aciertos del Gobierno, en razón de la seguridad interna. Es muy común estancarnos en aspectos coyunturales, en cambio, lo estructural no se discute solo hasta que llega el temido proyecto de ley; en este caso me refiero al trabajo, al desempleo y a los derechos laborales que son asuntos estructurales.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos indica que existe una tasa de desempleo al 4,1 % a diciembre de 2021, esto debe resolverse sin reducir derechos. Lo que siempre se reclama, discutir la ley o propuesta, debe ser previo a la presentación ante la Asamblea Nacional. El presidente Lasso no ha presentado su proyecto de ley, a pesar de aquello se encuentra en la Comisión de Derecho al Trabajo y a la Seguridad Social el proyecto de Código Orgánico del Trabajo presentado por algunos asambleístas, este texto debería ser expuesto a la opinión pública. El Ministerio del Trabajo tiene un proyecto de ley en marcha aspirando a que se discuta entre 60 a 90 días con los sectores involucrados; el debate es urgente, estamos perdiendo tiempo valioso para la salida de la crisis de empleo. Sin conocer el proyecto del Gobierno observamos que su empeño es implantar dos regímenes laborales, los que ya nos encontramos en el Código del Trabajo de 1930 y los nuevos supuestos empleos que surgirán con la ley a proponer. Se colige por las declaraciones del ministro del Trabajo, que encontraremos los mismos errores de la fallida propuesta económica urgente, como es la reducción de derechos, con la excusa de dar más empleo. Los derechos en discusión cuentan con más de 100 años de vigencia, naciendo con la fundación Organización Internacional del Trabajo en 1919, estableciendo, por ejemplo, las 8 horas de jornada ordinaria, tema que debería ser de carácter excluyente al planificar reformas al Código del Trabajo. No existe transparencia para tratar las líneas principales de los parámetros de la reforma, qué problemas desean solucionar –el desempleo es ambiguo–, y cuáles son las cifras que sustentan dichas soluciones. Por tanto, la crítica al Gobierno actual es la concentración de esfuerzos en lo coyuntural; lo superficial hace daño a los grandes temas, los de interés de toda la población económicamente activa, esto es el empleo, los derechos laborales; de nada servirá un ejército de esclavos o precarizados, lo debido es tener una clase trabajadora sana y productiva. (O)

Luis Fernando Guzmán Moscoso, abogado, Guayaquil