Todo el Ecuador estuvo presente y atento al debate político efectuado el pasado domingo 23 de marzo entre los candidatos Daniel Noboa y Luisa González, en el que muchísimos ciudadanos pudimos haber analizado el perfil de cada uno, ese perfil verdadero de político y estadista, y el otro que se desgastó con insultos hasta llegar a ofender a la familia de su opositor.
En este debate abundó la palabrería de uno y del otro lado, con la esperanza de que estas promesas se cumplan de acuerdo a la importancia y necesidad que soporta nuestra nación que ha sufrido desde hace algunos años golpes certeros que han afectado a la economía y la sociedad.
Los partidarios de la Revolución Ciudadana piensan que la ganadora del debate es Luisa González, por su actitud iracunda; mientras que los partidarios de Daniel Noboa lo proclaman como ganador por haber mantenido serenidad y cordura en sus expresiones; pero si pensamos inteligentemente y sin parcialidad debemos analizar la tranquilidad con la que se manejó Noboa, mientras que la González parece que primero se tomó su sorbo de cicuta que le produjo que irradie odio y esquive ciertas respuestas saliéndose por la tangente.
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Quien te rechaza te hace un favor, quien te critica te hace importante, quien te lastima te hace fuerte y quien te envidia te hace más valioso. Son temas muy importantes para tener un debate exitoso, propio de un ente inteligente, de un político con genealogía.
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Finalmente, pensando en lo que dijo Sócrates: “Las personas inteligentes aprenden de todo y de todos, las personas promedio aprenden de sus experiencias, los estúpidos ya tienen todas las respuestas”. (O)
Franklin Washington Gallegos Avilés, teniente en servicio pasivo, Guayaquil
