Algunos expertos en economía sostienen que la presencia del dólar perjudica al Ecuador; otros lo consideran así, pero solo por resentimiento con Estados Unidos. Considero que los problemas económicos del Ecuador y de otros pueblos pobres tienen diferentes orígenes. Que siga la dolarización. El fin de la Guerra Fría y el impresionante crecimiento que han experimentado las tecnologías de la información y las telecomunicaciones han dado un serio impulso al desarrollo de la globalización. Y en el año 2003 se decía que, en lo fundamental, se trata de un proceso positivo, dado que incrementa la cantidad de riqueza que se produce en el mundo. El pasado decenio fue un periodo de un inigualable crecimiento para la economía de Estados Unidos y de prosperidad para la mayoría de países occidentales; sin embargo, para la humanidad en general se ha tratado de un decenio marcado por el crecimiento de la desigualdad entre los ricos y los pobres. La vacunación contra el COVID es otro factor.

‘No está prohibido que vengan…’

Nos conmueve la pobreza del Gobierno, del pueblo y de todos, la criminalidad, la drogadicción, la violencia y, lo más grave, la ceguera de los grupos políticos para la búsqueda de soluciones. Tenemos exceso de políticos y déficit de estadistas. Pero todo no es negativo; la columnista Gabriela Calderón, en su artículo del pasado 12 de julio en Diario EL UNIVERSO, indica: “Algunos llevamos años promoviendo la visión de Ecuador como un centro financiero internacional. (...) Podemos ver que sí está virtualmente prohibida la participación de instituciones financieras extranjeras, (...) dado el marco vigente”. Estas declaraciones constituyen denuncia contra un absurdo que obstaculiza el proyecto de un grupo muy respetable de economistas. Si la “plata” está tan lejos de nosotros, no podemos cruzarnos de brazos; tenemos que eliminar los obstáculos legales que impiden que Ecuador sea un centro financiero. La propuesta está íntimamente ligada a los emprendedores.

La economía de Samborondón

La primera función del Estado es la creación de riqueza que permite la satisfacción de las necesidades populares. Es evidente que estamos sufriendo por causa de un deficiente servicio médico hacia la comunidad y que el PIB, dicho en otras palabras, todo el ingreso del país no nos alcanza. Busquemos la riqueza del país, aprendamos a combatir la corrupción, hagamos minería legal, nuevos campos de producción agrícola y agroindustria, rehabilitemos el sistema ferroviario, seamos un país con gran potencial turístico, consensuar con los países del continente sobre la procedencia o no de despenalizar el tráfico de drogas, combate aparentemente estéril y costoso, mejoremos la producción del Campo Amistad tan prometedor, hagamos planificación familiar, ubiquemos en su puesto a la contratación colectiva, propongamos al primer mundo las ayudas que necesitamos y un bono compensatorio a favor de nuestras exportaciones, etc. Hay que revitalizar el derecho de petición. Deben existir muchas personas y muchas propuestas para crear riqueza nacional. (O)

Publicidad

Rafael Mendoza Avilés, abogado, Guayaquil