El día ha llegado. La segunda vuelta electoral de las elecciones presidenciales de nuestro país ha marcado las conversaciones y los diversos momentos de las últimas semanas. La espera concluye y estamos próximos a conocer quién conducirá los destinos del país (esperemos los siguientes cuatro años). En una lucha cerrada voto a voto, ambos candidatos han realizado un despliegue de recursos en todos los ámbitos posibles con tal de llegar (especialmente) a los electores que no los acompañaron en la primera vuelta, incluso en algunos casos firmando acuerdos con aquellos con los que algunas vez tuvieron serias divergencias. Hay muchas promesas que se han realizado; hagamos las preguntas: ¿podrán cumplirlo?, ¿de dónde sale el dinero?, ¿cuáles son sus colaboradores?, ¿qué dicen sus acciones?, ¿la dolarización está en juego?, y demás interrogantes.

Los políticos de turno vs. los eventos de lluvias

En todo caso, más allá de un presidente, se elige un futuro, un modelo económico, un mejor porvenir que todos deseamos. La decisión está en nuestro voto, el cual debe ser razonado, más allá de los “cucos” y demás historias, así también más allá de la obligación del voto, es nuestro deber y responsabilidad con el país, con el destino de nuestras familias, con nosotros mismos; porque fácil es decir “La culpa es de tal o de cual”: la culpa es nuestra por nuestras decisiones. Tengo una frase que se la dicho a mis hijos desde que tienen memoria: “Libertad de elección, consecuencia de acción”. Somos libres de elegir, pero asumamos los resultados de nuestras elecciones y acciones. Ecuador, por favor, decide bien. El futuro que queremos depende solo de nosotros. (O)

Jorge Calderón Salazar, analista económico, Guayaquil

Preguntas abiertas: ¿Qué ayudas considera que debería dar el Gobierno a los agricultores afectados por el invierno en Ecuador? (O)