Conocí Punta Blanca hace muchos años. Había pocas villas cuyos dueños las ponían en alquiler para las vacaciones de invierno, por una semana o incluso hasta por quince días. La casa en la que me hospedé era pequeña, aislada, poca luz exterior en las noches, muchos mosquitos, pero acogedora.

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En la actualidad Punta Blanca tiene un desarrollo inmobiliario inmenso. Al pasar por sus calles se pueden observar grandes torres de aproximadamente quince pisos, muchísimos, edificios de propiedad horizontal, cuyos dueños alquilan departamentos amoblados, con la vista a un mar maravilloso y una increíble brisa fresca. El mar es un poco agitado y en la playa no hay cuadrones, si alguno pasa por la playa, lo hace de manera lenta.

Solo quisiera comentar un inconveniente con este lugar. Para llegar a los departamentos tienes que transitar por unos caminos no muy buenos, repletos de huecos que hasta están llenos de agua de lluvia estancada. Quisiera saber si los alcaldes de las ciudades santaelenenses o la Prefectura se encuentran interesados en arreglar esto. Pregunté ¿cuál sería la razón?, alguien me contestó: “es que quienes invierten aquí o vienen como turistas votan en Guayaquil”, es decir, Santa Elena no cuenta con los recursos para arreglar sus calles.

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En la actualidad Punta Blanca tiene un desarrollo inmobiliario inmenso.

No lo podía creer, si gracias a tales inversionistas y turistas, desde hace 30 años y posiblemente los próximos 30 años, han dado empleo a sus habitantes, como guardias, cuidadores, empleadas domésticas, jardineros, choferes, mecánicos, carpinteros, artesanos de todo orden, etc. El fenómeno se repite en otros balnearios de la provincia de Santa Elena, como Montañita, donde se tiene que cruzar por largos tramos en carreteras en mal estado hasta el destino final, pese a que en dicho lugar hay grandes construcciones y hoteles de lujo. (O)

Sucre Calderón Calderón, abogado, Guayaquil