El domingo 29 de mayo ameneció pintada a lo largo de la avenida principal Víctor Emilio Estrada, de la ciudadela Urdesa, la señal de una pandilla en los tachos de basura de la regeneración urbana, las cajas metálicas que tienen dentro cables eléctricos del servicio de internet, los parquímetros, las fachadas de restaurantes y edificios vacíos sucios y abandonados que son los portales dormitorios y pozos sépticos de vagos, drogados, mendigos, migrantes de Colombia y Venezuela.

Las señales o los sellos pandilleros pintados con pintura blanca son garabatos o grafitis y como una corona. Algunos parquímetros los retorcieron, no los pudieron arrancar. No existen carpas de la policía. Exigimos por la seguridad de negocios, público, pobladores, que los militares armados hagan presencia en Urdesa con mano dura; ¡mano dura!, es decir combatan, y controlen todos los puntos de entrada y salida para que cuando persigan delincuentes no puedan huir. Ya es hora de que el Gobierno diga qué hacen con los delincuentes, asesinos, ladrones, no solo a los que atrapan en mansiones con lingotes de oro, que está bien; sino con los que arranchan celulares, asaltan a conductores, negocios, etc. ¿Qué pena fuerte les dan; o acaso solo los llevan al cuartel, les hacen preguntas y los regresan felices a las guaridas? (O)

Niky Calderón Reyes, Guayaquil