Cuidadosos son los embajadores, como el de Estados Unidos, sabe que sus expresiones son las de su presidente Biden; por eso está tan seguro de que sus acusaciones contra algunos ecuatorianos son comprobables, que no duda en inmiscuir a ciertos militares, policías y jueces.

Esta especie de bofetón de los gringos coincide con la sentencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) favorable a Emilio Palacio, periodista que fue perseguido y castigado por Correa y sus jueces testaferros que le alcahuetearon la metida de las manos en la justicia.

Estados Unidos conoce perfectamente identidades, pero no da nombres manteniendo la expectativa. Los con las barbas en remojo no sabrán qué hacer y empezarán a migrar a su segunda patria México. Qué vergüenza que vengan los gringos a encarcelar. De allí, a seguir contra prófugos, no existe mayor distancia. Dios bendiga a los gringos. (O)

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Carlos Mosquera Benalcázar, Quito