Los ecuatorianos de bien, que trabajamos día a día por llevar el pan a nuestro hogar, observamos detenidamente cómo ciertos asambleístas (mal llamados “padres de la patria”) tratan de salvar a este mediocre y gesticulador de la corrupción que, para mala suerte del Ecuador, presidió el Consejo de la Judicatura, simplemente un delincuente que se convirtió en una vergüenza para la clase de letrados, juristas del país y América Latina.

Wilman Terán se defiende en el pleno de la Asamblea Nacional

Dicho sujeto, al carecer de probidad notoria, nunca deberá ejercer ningún cargo público. Estamos pendientes del actuar de ciertos asambleístas. Al estar cerca de las nuevas elecciones, quizás quieran sacrificar el favor popular del voto por servir a este individuo. Sepan que ante la ciudadanía quedarán sepultados con el voto popular y no volverán a ser reelectos por su actuar desleal y si pretenden seguir sirviendo a la corrupción enquistada en ciertos órganos judiciales y de la sociedad. ¡Ya basta! Ecuador exige que este individuo pague por sus delitos. (O)

Walter Augustín Pico Macías, Guayaquil