Me da pena decir que en nuestro país no tenemos seguridad, a pesar del esfuerzo que hace el Gobierno con el apoyo de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas. El país no logra salir de esta espiral de violencia, que nos produce desesperanza, tristeza y dolor. Es decir, uno de los deberes que tiene el Estado para tratar de controlar la violencia que vive el país es mantener el monopolio de la fuerza, desde el estricto uso de las leyes.

Taller clandestino de fabricación de fusiles y pistolas fue descubierto en casa cerca a la Policía Judicial de Guayaquil

Nos estamos acostumbrando al término “masacre”, que cada vez es más común por los ciudadanos. Desde el 2021 empezó con las revueltas en las cárceles, que causaron más de 300 muertes y desde ahí la violencia está descontrolada, que se aplica en las calles, especialmente en Guayas, El Oro, Manabí, Los Ríos, Esmeraldas y Durán. Algunos de estos actos han sido catalogados como ‘terroristas’. La forma más peligrosa, despiadada y miserable es que se dan en reuniones familiares, barriales, parques, canchas de fútbol, restaurantes, iglesias, escuelas, hospitales y hasta en los cementerios. Así mismo, personas inocentes, como los niños, se han vuelto víctimas colaterales en diferentes masacres.

Presente y futuro de los ecuatorianos

Por otro lado, el decomiso de miles de armas, dinamitas y otros artefactos dañinos, que fueron requisados, con las medidas del decreto de estado de excepción. Las Fuerzas Armadas deben continuar, dependiendo de la demanda real de armamento ilegal habrá quienes los sigan viendo como un gran negocio, pese al problema que causa a la sociedad ecuatoriana.

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Armada decomisó semisumergible en Esmeraldas

Las pandillas, que suman más de 30, tienen nexos con cárteles de México y Colombia; además, la mayoría operan en las 24 provincias del país. En el marco de la nueva ley, todas estas bandas están consideradas como terroristas. De tal forma que hay que controlar a los jueces y fiscales, que liberan con ligereza, con miedo o por dinero a delincuentes reconocidos reincidentes en sus fechorías, antisociales, capturados en delito flagrante. La única forma de detener la impunidad, es el uso de las armas y la fuerza, dentro del marco del derecho y respeto al pueblo ecuatoriano. Todas estas causas delictivas están generando un éxodo migratorio. (O)

Robespierre Rivas Ronquillo, periodista, Guayaquil