El uso indebido de los colores de la bandera de Guayaquil en el caso de corrupción que investiga la Fiscalía General es un ataque a la dignidad y el honor de nuestra ciudad e historia. La bandera de Guayaquil, con sus distintivos colores celeste y blanco, simboliza la lucha por la libertad y el progreso de nuestros antepasados; utilizar estos símbolos en contextos de corrupción mancha la imagen de la ciudad y también los valores que representan. Se debe recordar que los emblemas patrios son signos de identidad y orgullo que deben ser respetados y protegidos de cualquier asociación negativa, especialmente en un momento en que la lucha contra la corrupción es crucial para la confianza en las instituciones públicas. Pido a las autoridades y ciudadanos denunciar y rechazar el uso inapropiado de estos símbolos en actividades que comprometan la ética e integridad de Guayaquil. La defensa de nuestros símbolos es también la defensa de los valores y principios que nos definen. (O)

Carlos Luis Sánchez Pacheco, Guayaquil