Nuestro país a lo largo de su existencia ha estado sometido a desastres naturales relacionados con el agua, adicional a otros vinculados a los sismos, deslizamientos y erupciones volcánicas, etc., a los cuales se suman aquellos sucesos antrópicos ocasionados por el desconocimiento o irresponsabilidad de quienes los ocasionan. Como consecuencia de aquello, de manera frecuente los medios de comunicación nos hacen conocer los problemas que nos aquejan, sin embargo, son tan repetitivos que parecen ser parte de nuestro modus vivendi.

Deslizamientos en Azuay: los aciertos y fallas

Respecto de los eventos relacionados con el agua, cuando ocurre una inundación, falla una alcantarilla, se destruye un puente, etc., enseguida los administradores de turno del sector afectado aducen que lo ocurrido se debe a un evento de lluvia nunca antes visto y priorizan la rápida reconstrucción de la obra fallada sin mediar, en la mayoría de los casos, un estudio responsable que permita evaluar las verdaderas razones de la falla y de esa manera tomar los correctivos que la nueva obra requiere. Al actuar con la señalada irresponsabilidad, solo nos queda esperar a que ocurra un evento similar y así sucesivamente.

Quito: Científicos identifican las zonas con más aluviones, derrumbes, hundimientos e inundaciones en los últimos 120 años

Las afectaciones relacionadas con los desastres naturales se encuentran debidamente documentadas en relación con las pérdidas económicas, población afectada y evaluación de daños que en cierta forma han servido para generar mapas de vulnerabilidad y riesgos naturales y antrópicos que reposan en los gobiernos regionales y seccionales, en base a lo cual se han generado planes de contingencia o de respuesta que les permita, sobre todo, a los GAD con mayores recursos, responder de manera adecuada durante la emergencia, con la ayuda de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, entre otros. Al margen de lo mencionado, es necesario difundir dichas áreas de mayor vulnerabilidad junto con un proceso de socialización y educación de la población.

Publicidad

Estos son los servicios que ofrecen las carreteras concesionadas del Guayas durante la época lluviosa

La clave para minimizar los desastres está en contar con un plan de prevención de desastres naturales y antrópicos a nivel nacional que definitivamente no existe, y de existir, nadie los cumple o difunde; un plan que minimice los riesgos y disminuya la vulnerabilidad a través de obras de prevención que privilegien los aspectos técnicos cualquiera que sea la magnitud de las obras por realizar.

Desde 1947 el Reloj del Apocalipsis ha bajado de 7 minutos y ahora solo nos quedan 90 segundos

Sin duda alguna, las tareas de prevención constituyen la parte fundamental de un plan como el mencionado, en cuyo ámbito se requieren grandes inversiones con sustento técnico, económico-financiero y ambiental, que enrumbe al país por la senda del desarrollo sostenible y sustentable, para que las noticias como las de Coca Codo Sinclair, carreteras colapsadas y puentes destruidos no sean parte de la rutina diaria, sino de las excepciones. (O)

Jacinto Rivero Solórzano, ingeniero civil, Guayaquil