Saber que hay una conciencia universal y una conciencia propia, que es la que nos indica qué está bien y qué está mal, además de ser guía de los libros de los sabios, como los 10 mandamientos de la ley de Dios proclamados por Moisés.
Al final del día, quien tendrá que responder por sus actos es usted; no serán su padre, su madre, sus hijos, su esposa, su esposo, ¡no! Será usted. Si usted cometió una infracción, usted es el que paga y no debe buscar en otros sus fallas.
Recuerden que hay un karma, “que el que la hace la paga” y “lo que siembras cosechas”. A mí siempre me gustó el camino menos transitado; nunca me gustó la manada; por eso, busqué la profesión más difícil en esa época, medicina, con examen de ingreso, con pocos recursos financieros y en una ciudad que no era mi hogar para estudiar nueve años de la carrera. Luego, cuatro años de Comunicación Social; siempre pensé que algún día me iba a hacer viejo, y sin profesión es más difícil vivir. En cuanto a mis hijos, siempre les dije lo que creía; también vieron que cambié muchas veces mi manera de pensar. Recuerden que todo es dinámico y cambiante en el universo; las únicas cosas que no cambian son los tontos. Lo peor es ser miembro anónimo del montón, fanático de las mentiras, sofismas y falacias, como dice el escritor Wayne Dyer: “Hay que pensar cada acción, analizar los objetivos e ir siempre en busca de la verdad”, nunca ser fanático de nada ni de nadie.
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Procura seguir siempre a los sabios o los diferentes a ti. Siempre es bueno experimentar otras cosas, porque la rutina mata. No busques a los que siguen la manada; sé como Salvador Gaviota, que siempre buscó otros aires, otros horizontes. Que el sol, la luna, las estrellas salen todos los días para todo el mundo. Crea, experimenta y sé diferente a los demás. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro