Si los estudios actuariales del IESS determinan que en el año 2025 no habría recursos para pagar las pensiones de quienes durante muchos años de trabajo aportamos para sostener nuestra vejez, además de otros beneficios, no se vislumbra gestión de alguna instancia competente como la aseguradora, del Gobierno, del Poder Legislativo, dirigencias obreropatronales, sociales o políticas; menos de jubilados o alguien que busque solución a este anunciado y trágico desenlace.

Tal parece que hay el velado propósito de acabar con las viejas generaciones aportantes. Sin duda, somos una carga para la seguridad social que debe resolver las agobiantes obligaciones de los nuevos demandantes afiliados y sus proles (hasta los 18 años de edad) sin el correspondiente soporte presupuestario, y sin los fondos que ya vaciaron los gobiernos, quienes convirtieron en su caja chica al IESS con algunos mafiosos administradores. Adicionalmente, el no pago del 40 % para las pensiones, las erráticas inversiones y la politización particularmente en los últimos períodos presidenciales, propician el ineficiente servicio a la salud y demás prestaciones; amén de la mora de los emolumentos a los jubilados. Somos el chivo expiatorio de la teoría de la conspiración criolla sin chips ni vacunas, ya que desapareceremos por consunción. Bien por las presentes generaciones de aportantes. Mientras alguien se apiade de nosotros, transmito la audaz propuesta projubilados, mentalizada por algunos mayorcitos para garantizar nuestras futuras pensiones en el supuesto estimado en los estudios actuariales: crear un fondo del 5 % de nuestra pensión mensual de los que recibimos más de $ 600, que sea invertido responsablemente para que crezca, pero retornable a los financistas si el IESS se recupera. Parecerá de locos la propuesta, pero garantizará nuestra supervivencia. Saltarán muchos detractores que me verán como enemigo del gremio, además de los politiqueros “defensores de causas perdidas”. Estimados jubilados, no esperemos soluciones astrales ni que provengan de instancias interesadas de nuestra desaparición; por el contrario, fortalezcamos propuestas solidarias altruistas. Nos están distrayendo con pugnas partidistas para que continúe el statu quo que proviene, entre otros, de la Asamblea formada por movimientos opuestos confabulados; otros que se anticipan a no aprobar sin conocer los proyectos de ley del Gobierno, y de los sin bandera que apuestan al mejor postor. Debo reconocer que hay excepciones entre asambleístas. (O)

Joffre Edmundo Pástor Carrillo, Guayaquil