El alcalde de Guayaquil y su equipo de trabajo han aprobado la distribución de la ciudad en 19 distritos –el reordenamiento territorial de la ciudad–. Pretenden atender las necesidades de los sectores más pobres, los cuales parecen tener prioridad sobre todo.

Soy de la generación de los 60, cuando Guayaquil era un ‘zapatito’ –pequeña– delimitada al sur por el barrio Cuba, al norte por Urdesa, al este por la famosa calle 18 y al oeste por el río Guayas. En ese Guayaquil que añoro se podía vivir todavía con algo de tranquilidad. Desde esa época a la fecha, debido a la atracción que representa como puerto y primera ciudad comercial del país, y sus oportunidades de trabajo, afuereños empezaron a migrar y crear asentamientos irregulares, los cordones de miseria que en la actualidad rodean los límites originales de la antigua ciudad. Dichos asentamientos han sido impulsados en la mayoría por grupos de negociantes que venden terrenos que no les pertenecen, incendiando bosques, invadiendo incluso áreas protegidas como recientemente sucedió en Samanes, que al momento nadie los ha parado de un porrazo.

En los alrededores de Guayaquil cualquiera puede parar cuatro palos y apropiarse de un pedazo de tierra sin que le cueste un centavo. Y luego vienen las demandas por los servicios básicos, calles, hasta título de propiedad, sin haber pagado nada al Municipio por el terreno; convirtiendo estos lugares en caseríos desordenados, sin planificación, peligrosos, guaridas de delincuentes que ni la policía quiere visitar. ¿Esto es lo que quiere apoyar el alcalde?, ¿a esos “necesitados” van a ir a parar los impuestos que pagan los ciudadanos que han adquirido propiedades de forma regular, pagando sus terrenos y todos los servicios como manda la ley? Bueno es culantro, pero no tanto. ¡Atienda primero a los que cumplen la ley, que tienen muchas necesidades! Lo contrario es incentivar la creación de barrios miseria que saben que se van a salir con las suyas. Sigan dándoles el oro y el moro para captar simpatías, votos futuros, sin que estos estratos cooperen con nada, y será el incentivo para seguirse proliferando y aumentar caos territorial. (O)

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Nelly Mercedes Lozada García, jubilada, Guayaquil